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Cómo fue el relevamiento del movimiento de precios en el mercado pergaminense

La Cámara de Comercios Alimentarios confirmó que la inflación de marzo fue del 5,1 por ciento y pasó los 14 puntos en el primer trimestre. Se prevé una hiperinflación a fines de año si se mantiene la tendencia

La Cámara de Comercios Alimentarios de Pergamino dio a conocer en los últimos días el Índice Alimentario Pergaminense (I.A.P), que cuenta con los datos estadísticos del porcentaje inflacionario de marzo en el mercado local.

Los datos reflejan que durante este mes, el promedio general de aumento es del 5,1 por ciento, teniendo en cuenta las variaciones en los precios de productos alimenticios, de higiene, de rotiserías y de restoranes. Esto suma un total de 14,2 por ciento de inflación para el primer trimestre de 2021, teniendo en cuenta, a su vez, los datos relevados en enero y febrero.

Para realizar la investigación, la Cámara de Comercios Alimentarios controla tanto comercios de proximidad, tradicionales y especializados, como a las grandes cadenas de supermercados. “Todo el abanico de comercios está controlado. Contamos con 34 comercios asociados, de distintos volúmenes y ubicación geográfica dentro de la ciudad de Pergamino, que permanentemente nos informan las variaciones en los precios. Hacemos un seguimiento de 460 artículos de la misma marca, envase y contenido y, cuando algún producto debe suplantarse por otro, tomamos la primer marca que el consumidor compraría como su reemplazo”, dijo Nelson Figueredo, titular de la Cámara de Comercios Alimentarios, a PRIMERA PLANA.

Respecto al relevamiento de precios, explicó que “los aumentos son cotejados desde fin del año pasado en adelante. Esos precios se toman como parámetro mes tras mes a defecto de poder tener un índice de variación más exacto y acorde con lo que puede corroborar quien vaya a hacer las compras”.

Los panificados, a la cabeza de los aumentos

A partir de los datos emitidos en el I.A.P., se advierte que los productos panificados fueron los más afectados en la suba de precios, con un 12,1 por ciento.

Según Figueredo, esta es una realidad que se repite en cada mes de marzo. En el 2020, el aumento fue del 26 por ciento durante el mismo mes. El índice alto de los panificados en esta época se debe a que “se traslada el costo de los insumos, como la harina y la manteca, al producto final. En marzo generalmente se establece el aumento y después va variando muy poco. Suele fluctuar alrededor de un 2 por ciento durante el resto del año”.

Analizando los valores presentados, en segundo lugar, fueron los lácteos y quesos, los alimentos con mayor variación de precio, con un 9,7 por ciento, seguido a continuación por la carne bovina y porcina en un 9,3 por ciento.

Respecto a las bebidas con o sin alcohol, su incremento fue del 6,3 por ciento, mientras que en los fiambres, embutidos y envasados de almacén fue del 5,8 por ciento.

Los productos alimenticios con menor aumento de precios fueron las pastas frescas y la carne aviar, que presentan una suba del 3 por ciento.

En contraste, se registra que los precios de las frutas y verduras bajaron su valor en un 3,1 por ciento.

En el caso de los productos de higiene personal, su costo subió un 2,2 por ciento y el valor de los artículos de limpieza sólo aumentó en un 0,9 por ciento.

Por su parte, los restorán con servicio de mesa y las rotiserías han aumentado sus precios en un 2,57 por ciento.

Teniendo en cuenta lo específico de la investigación es que sus resultados no deben compararse con los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) ni otros organismos gubernamentales, ya que por tratarse de distintas metodologías y parámetros, no arrojarían los mismos guarismos.

“Hay mucho que corregir”

En relación al porcentaje de inflación acumulado en la canasta básica para el primer trimestre del año, el titular de la Cámara manifestó preocupación debido al malestar de la situación económica en general. Al respecto dijo que “las ventas siguen cayendo como consecuencia del deterioro del poder adquisitivo de las personas. Esta es una realidad que nos toca a todos. La inflación no cesa y el detrimento se acrecienta con el correr de los meses”.

A su vez, agregó que el 14,2 por ciento de aumento corresponde sólo a una canasta casera, y anticipa que, si esta tendencia continúa, es probable finalizar el año con una hiperinflación. “Esa es nuestra mayor preocupación. La devaluación que venimos viendo mes a mes es alarmante”.

A su vez manifestó que “debido a que el Gobierno controla los precios máximos, hace tiempo que las empresas productoras de artículos de alimentos envasados cambian las etiquetas para modificar los valores. Es decir que le ponen otra marca o algún agregado al producto, como ‘hierbas’ o ‘vitaminas’, para justificar el cambio de código de barra y poner un precio superior al que tienen autorizado por la Secretaría de Comercio. Cuando hay faltantes de cierta mercadería, al tiempo vuelve pero con  otra marca u agregado que modifica el código y así evitan los controles”.

El titular de la Cámara de Comercios Alimentarios aseguró que los comerciantes están haciendo lo imposible por tener los mejores precios para poder vender. “Es la manera que tiene de subsistir. Actualmente las ventas continúan cayendo y los dueños de los negocios apelan a cualquier cosa para evitarlo. Por eso están atentos a los valores de sus productos. Saben que la ciudad es chica y la gente camina buscando gastar lo menos posible. Sin embargo, los comercios no puedan definir todo. Los costos de producción se trasladan al consumidor, por lo tanto, los formadores de precios son los de arriba”.

Por otro lado, si bien el valor de los panificados suele sostenerse durante el año, luego del brusco aumento de marzo, puede que en algunos meses el precio vuelva a subir, cuando hay un incremento en los sueldos a los panaderos, lo cual se ve reflejado en el producto final. “Los sindicatos tienen un porcentaje demasiado alto de ganancia por cada afiliado. Un panadero le paga más al sindicato del pan que a la Cámara Social. Eso no ayuda a que tengamos más empleados en regla. Quien vea lo que tiene que pagar un empleador al estado por cada empleado va a entender por qué los trabajadores ganan tan poco”, sentenció a PRIMERA PLANA.

Al referirse a la actual problemática relacionada con el precio de la carne, sostuvo que “la Secretaria de Comercio Interior, de muy mal gusto, amenazó a la cadena cárnica con suspender las exportaciones para frenar el aumento del precio. Eso incentiva a que los ganaderos no produzcan más ganado para exportación. Es una medida que, en el pasado, ya la tomó el Gobierno de Kirchner y produjo la pérdida de 12 millones de cabezas de ganado, debido a que no se podía exportar. Esta advertencia no sirve para bajar el precio en el mercado interno ni es la forma de frenar la inflación”.

Además consideró que la solución sería que el estado achique el gasto público en vez de que sostenga su política de control de precios y también, que reduzca el porcentaje de IVA que se le aplica a los productos. “Es exagerado lo que recauda el estado con ese impuesto. Ante el momento que estamos atravesando, la necesidad de acceder a alimentos más baratos es enorme. Sin embargo, el gobierno no parece dispuesto a reducir sus gastos. Para encausar la economía, eso es lo fundamental. Hay mucho para corregir hasta tener una equidad económica en el país”, concluyó Figueredo.

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