Cora Gamarnik es doctora en Ciencias Sociales, licenciada en Comunicación por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de Moreno (UNM), entre otras actividades académicas.
Además es co-directora del Grupo de Estudio sobre Arte, Cultura y Política en la Argentina reciente y una de las coordinadoras del Área de Estudios sobre Fotografía de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
El sábado estuvo en Pergamino y fue a conocer el edificio donde funcionaba la Comisaría Primera, donde precisamente el martes pasado se desarrolló el acto por el 45º aniversario del Golpe de Estado, impulsado por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), junto a la Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos de Pergamino y el Colectivo “Justiciaxlos7”.
“Estaba por Pergamino y quise ir a conocer la Comisaría”, expresó. Y remarcó, en sus redes sociales, que “en ese lugar 23 personas estuvieron secuestradas durante la dictadura y 7 jóvenes que estaban detenidos en el año 2017 murieron asfixiados y por quemaduras. Gracias a la lucha de sus familiares y al apoyo de la Comisión Provincial por la Memoria la Comisaría dejó de funcionar ahí y se transformó en un sitio de memoria.
“Se logró juzgar a los 6 policías involucrados y se los encontró culpables de abandono de persona seguido de muerte. Lo que se conoce como la ‘Masacre de Pergamino’ es uno de los hechos más graves ocurridos en una dependencia policial durante la democracia”.
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Cora Gamarnik narró que “estacionamos el auto en la vereda de enfrente. En la esquina de la Comisaría hay un bar, que estaba lleno de hombres sentados en las distintas mesas afuera. No había mujeres, solo hombres. Eso me llamó la atención; pensé incluso que loco eso de sentarse a tomar algo mirando el lugar donde pasó todo eso”.
La autora de artículos en libros y diversas revistas académicas de investigación sobre la historia del fotoperiodismo en Argentina y sobre los vínculos entre la imagen e historia decidió tomar fotografías en el interior del edificio. “Saqué unas fotos, me metí en el garage de lo que había sido la Comisaría; estuve un rato por ahí, subimos al auto y nos fuimos”, detalló.
Hasta esa situación todo se desarrolló con normalidad. Hasta que “a los minutos de andar, ya en la ruta, se pincha la rueda trasera. Habían clavado al costado de la rueda el fierro de un destornillador de unos 15 centímetros de largo”, reveló.
“Después me enteré -manifestó- que en ese bar suelen parar policías y amigos de quienes fueron condenados por los hechos del 2017”.
Gamarnik indicó que “lo cuento por si alguien va para ahí y también por si alguien de Pergamino lee esto, tal vez se puede hacer algo. El fierrito me lo traje de recuerdo”.
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