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Crecen la pobreza y los pedidos de ayuda

“Son invisibles, buscan refugios, se esconden. Sólo cuentan con la ayuda y el corazón de tantos voluntarios”, analizó Germán Ruggeri, de la Orden Franciscana Seglar.

En Junín no hay gente durmiendo en la calle, como ocurre en Capital. Pero existen, sólo que “son invisibles, buscan refugios, se esconden”, dijo a partir de su propia experiencia Germán Ruggeri, de la Orden Franciscana Seglar.

Estas personas en situación de indigencia llegan a golpear las puertas de las parroquias, cuyas comunidades “en su mayoría están compuestas por gente trabajadora, que no tienen recursos propios como para sostener tanta necesidad”, explicó.

“Es terrible la situación en Junín, vamos en la misma dirección que los números de la UCA. En las distintas Cáritas de las parroquias, los comedores, sabemos que la cantidad de gente que necesita ser asistida es cada vez mayor”, aseguró.

Ruggeri señaló que “estas personas llegan a las iglesias incluso sin ser católicos cristianos, porque el hambre no tiene religión, la pobreza no tiene fe, es para todo el mundo. Hay que pensar que muchas de nuestras comunidades parroquiales están conformadas por laburantes, no tienen recursos como para sostener tanta necesidad”.

La mínima ayuda “se logra con el esfuerzo de mucha gente que pone parte de su vida, muchas horas de sus días, para juntar algún dinero, ir a hacer compras, para embolsar los alimentos y distribuirlo lo más justamente posible, organizando talleres para enseñar a coser… muchos voluntariosos que colaboran”, detalló.

Sin dónde dormir

“Llegan a la parroquia personas que no tienen dónde pasar la noche. Eso causa una impotencia tremenda, porque en Junín no hay refugios para la gente en situación de calle, que existen pero son invisibles.

Acá en la ciudad no es como en Buenos Aires que duermen en la calle, acá buscan atajos y se esconden, por eso no se ven”, indicó el integrante de la Orden Franciscana Seglar.

Y explicó: “La pobreza tiene muchos matices, hay muchos motivos por los cuales se esconden”.

“En nuestro caso, cuando se presenta alguno, vemos qué hacer y cómo podemos solucionar. Pero no siempre es posible. Es más fácil de paliar necesidades como ropa, calzado o comida.

Me acuerdo de una chica que llegó casi a punto de parir y no tenía nada para el bebé, así que se fue con cunita, ropa y muchas cosas, son como soluciones del momento”, contó.
En este marco, Ruggeri subrayó que “hacen falta cambios de estructura, política y de Estado, de conciencia social, de empatía… esto tampoco pasa en Junín. Hay muchas iniciativas de mucha gente que pone el tiempo y el corazón, pero no es suficiente”.

“Se necesitan cabezas y corazones que estén pensando qué hacer en serio con la pobreza, pero los números dicen otra cosa”, indicó.

Además, recordó que “detrás de cada uno, hay una historia humana que vuelve más dolorosa la situación, porque cuando se escucha a Juan, Pedro, Teresa y su hijo, es terrible todo. Cuando llega descalzo un nene a la parroquia porque reserva su único calzado para ir a la escuela, ese nene tiene nombre y apellido, existe”.

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