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Desesperado pedido de intendentes del interior a los vecinos

Con varias actividades habilitadas, los intendentes del interior ven con preocupación la relajación de las medidas sanitarias por parte de los vecinos y piden más responsabilidad ante el temor de brotes que los obliguen a un aislamiento más estricto.

La situación epidemiológica de la provincia respecto al covid-19 es dispar. Mientras la gran mayoría de casos se concentran en el Área Metropolitana de Buenos Aires, que no logró pasar de la fase 3 del aislamiento, muchos de los municipios del interior lograron una importante reapertura. Ahora, apretados por las arcas municipales o por los reclamos de los distintos sectores comerciales, luchan por controlar los casos positivos para que desde el Ejecutivo Provincial no los obliguen a retroceder de fase y volver a cerrar las actividades.

Ezequiel Galli, de Olavarría, es uno de los que salió a pedir por favor a los vecinos que respeten los protocolos. Galli tuvo un fuerte cruce con la provincia a fines de mayo y principios de junio, cuando desafió al gobierno de Axel Kicillof para que habilite la actividad comercial en su distrito."¿Hasta cuándo vamos a seguir así?", cuestionaba en aquel momento, justo cuando sufrió un brote de más de cien positivos que lo obligó a endurecer la cuarentena.

 Un mes más tarde, y con el foco de contagios bajo control, desde el municipio pidieron nuevamente la reactivación. "Es una necesidad por razones de salud y/o económicas. Lamentablemente, el sistema de fases que impone el gobierno provincial impide eso", se quejó el secretario de Desarrollo Humano y Calidad de Vida, Diego Robbiani. Entonces, el que contestó fue el jefe de Gabinete provincial, Carlos Bianco: "La última vez que nos quisieron dar lección de cómo cuidar a los y las bonaerenses, terminaron con un terrible brote de casos y llamándonos pidiendo auxilio".

Olavarría está a un paso de la fase 5, que significaría no sólo el alivio para los vecinos sino también la necesidad de reactivación comercial para el municipio, necesitado de forma urgente de los ingresos tributarios: El déficit municipal en 2019 fue de $354.650.773. Galli lo sabe y por eso retó a los vecinos cuando salieron ayer a disfrutar del aire libre."Hoy nuestros parques y plazas estuvieron repletos de vecinos. Muchos de ellos cumpliendo con los protocolos establecidos, pero nuevamente varios de ellos incumpliendo con las normas que establecimos para cuidarnos entre todos", señaló a través de las redes sociales y contó que establecerá un operativo especial durante el fin de semana con fuertes sanciones para los que incumplan las normas.

La localidad vecina de Azul está en una situación similar. Con un déficit de $ 161.871.054 en 2019, y la caída de la recaudación por la pandemia, la situación es crítica. Recientemente, el intendente Hernán Bertellys anunció la "fase 4 ampliada", un invento para reabrir actividades que no están habilitadas en la fase 4 del aislamiento que indicó la Provincia, pero sin pasar completamente a la fase 5. Ayer, el jefe de Gobierno, Alejandro Vieyra, advirtió que la situación puede descontrolarse. "Las imágenes que llegan de todo el partido, especialmente de los sitios públicos como el Parque y el Balneario son realmente preocupantes", manifestó el funcionario. "Tendríamos que tener un batallón de inspectores y agentes para concientizar a cada uno que cree que esta pandemia ya terminó. Pareciera que la responsabilidad social de cada uno no existiera", se lamentó.

Otro de los que mantuvo fuertes cruces con el gobierno Provincial a principios de junio fue el intendente de Tandil, Miguel Lunghi, quien se rebeló abiertamente contra las negativas de la provincia ante los pedidos de reapertura. “Vamos a tener que abrir actividades, aunque no nos autoricen", había señalado en junio, ofuscado por la falta de respuestas a los protocolos elevados. Lo calificaron de "rebelde" y lo señalaron como responsable ante un brote de casos. "Que un intendente diga que va a abrir le den o no autorización es un acto de rebeldía y él va a tener que poner la firma en los decretos municipales que habiliten esas actividades", dijo la ministra de Gobierno, Teresa García. Hoy, Lunghi difundió a través de sus redes sociales un video donde hizo énfasis en la responsabilidad de los vecinos. "No podemos olvidar ni un instante que tenemos que usar barbijo siempre que salgamos de nuestras casas. No podemos subestimar esta enfermedad ni relajarnos”, advirtió, pese a que Tandil se mantiene en la fase 5.

En el caso de Chascomús, una ciudad que sufrió varios casos a lo largo de julio, fueron todavía más lejos. Realizaron un informe en el que detallan el peligro de contagio en las reuniones en casas y otros espacios cerrados. En el mismo señalan que los contactos estrechos por cada caso positivo pasaron de 4 en junio a 25 en julio a causa de reuniones y encuentros sociales, lo que obliga a ampliar la red de seguimiento y un mayor esfuerzo para frenar la pandemia en el municipio. El intendente, Javier Gastón, fue muy duro con los que violan la cuarentena para reunirse. "Una persona al ser parte de una juntada pone en riesgo a toda la comunidad, el sistema de salud, la vida de muchos adultos mayores y, desde ya, la posibilidad de trabajar de muchos vecinos", publicó a través de Twitter.

La imagen se repite en las ciudades costeras. Los destinos turísticos más importantes del verano argentino ya miran con preocupación la segunda mitad del año y necesitan tener una buena temporada. Para eso, necesitan que la pandemia sea controlada, al menos en su distrito y en los vecinos, para que se permita el turismo interno. Martín Yeza, intendente de Pinamar, fue contundente con los pedidos: "No hagan reuniones sociales; no vayan al gimnasio; no vayan a realizar actividades deportivas en conjunto; no saluden con la mano ni dando besos; no compartan el mate; lávense las manos constantemente y extremen las precauciones sanitarias. en su hogar y en sus lugares de trabajo". Pinamar acaba de volver a la fase 4 de la cuarentena.

Lo mismo ocurre con Mar del Plata. Tras varios idas y vueltas con la Provincia, el municipio decidió crear un Comité local para la reactivación de actividades, y permitirlas por ordenanza. Así, reabrieron bares y locales gastronómicos, pese a la confirmación de casos positivos a diario y luego de numerosas protestas que incluyeron manifestaciones frente al palacio municipal. La recaudación cayó un 30% y comienza a preocupar la situación económica del municipio. Mar del Plata está en el límite y cualquier paso en falso podría desatar un fuerte brote de contagios. Por eso, el intendente Guillermo Montenegro advirtió que "de la responsabilidad de todos los marplatenses depende que podamos seguir por este camino, ampliando las actividades permitidas y evitando el contagio".

A cuatro meses y medio del inicio de la cuarentena obligatoria, la creciente curva de contagios en el AMBA hace mella en los municipios del interior, que lograron reabrir. La economía municipal apremia por la caída de la recaudación, y también por la situación crítica de los comercios locales. Las habilitaciones y nuevas fases logradas penden de un hilo. Los intendentes lo saben, y por eso muestran una vez más su preocupación por la responsabilidad ciudadana.

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