El agua no llega al tanque

¿Quién no puede prever que con jornadas de altísimas temperaturas aumenta el consumo energético que puede no ser satisfecho por la Cooperativa Eléctrica? Un problema que no refiere solo a la electricidad que se usa en los domicilios para tener luz o usar electrodomésticos, sino que también genera falta de agua.

Lo que pasa con el agua es concurrente a lo de la energía porque toda el agua de la red se bombea a través de electricidad y si no hay energía no hay bombeo de agua. En cualquier vivienda, cuando se corta la luz no sube agua al tanque. ¿Es nuevo lo que sucede? ¿Nadie puede pronosticarlo? ¿Cuánto tiempo hace que ocurre esto en Pergamino? ¿Es complejo el razonamiento?

La Municipalidad repite a diario por estos días que debido a un corte de energía eléctrica quedan fuera de servicio cierta cantidad de pozos de agua en distintos sectores. Claro, si no hay servicio eléctrico el agua no llega al tanque. No debería ser una novedad en 2023.

El sistema es resiliente porque los cortes no empezaron ahora, sino en abril del ‘88 durante el Gobierno de Raúl Alfonsín. Así que cuando el país recuperó la democracia incorporó también una costumbre que se hizo recurrente cuando el calor es excesivo. ¿Por qué? Porque falta un plan estratégico de energía que pueda funcionar más allá de los gobiernos de turno.

Pergamino no tiene plan. O le faltan muchos. No solo plan de energía, aunque ahora se siente más por las temperaturas extremas. Tampoco hay de seguridad, de tránsito, de medioambiente, de empleo, de salud, de educación. Pergamino necesita un plan estratégico.

La superficialidad es alarmante. No hay plan estratégico, no solo del Gobierno Municipal. Los espacios políticos  discuten intereses y listas electorales, no futuro.

La ciudad demanda una condición imprescindible: que los pergaminenses confíen en que el futuro será mejor que el presente. Y eso ya no se puede conseguir con más enfrentamiento y encapricharse por beneficio propio culpando de todo a la Provincia.       

Es indispensable lograr, para tener metas de desarrollo económico y social, una mesa de concertación, a partir del compromiso político de un poder de turno que consolide sistemas institucionales para no depender permanentemente de hombres providenciales ni recaer en cambios constantes de reglas de juego que contribuyen al estancamiento.

La sensación de los últimos años es que la gestión municipal se acostumbró a improvisar, a sobrevivir, a negar la realidad. Algo típico de quienes no tienen un plan u objetivos claros.

Un plan estratégico recoge la planificación económico-financiera, estratégica y organizativa con el que un Municipio cuenta para abordar sus objetivos y alcanzar su misión de futuro. Pero en la órbita estatal ni siquiera se debate en profundidad la idea.

Es indispensable un diagnóstico para poder pensar -con mucho consenso y amplitud- la visión de una ciudad para los próximos 10, 15 ó 20 años.

Con humildad y mucho pragmatismo es momento de definir dónde se encuentran las oportunidades, cuáles son las debilidades, las fortalezas y a partir de ahí, poner objetivos despejados y posibles. Por supuesto, todo esto debe ir acompañado de diferentes escenarios posibles.

Los dirigentes del momento piensan en lapsos de 2 años, que es lo que divide a las elecciones legislativas de las presidenciales. Están acostumbrados a anuncios populistas que buscan el voto fácil. Pero Pergamino necesita un plan estratégico. Con consenso, interdisciplinario, con visión, con objetivos claros y con la política en función de la estrategia. No al revés.

*El autor es periodista, integrante de PRIMERA PLANA y de RADIO MAS (FM 106.7) 

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