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El hecho desafortunado que sufrió una docente y provocó el gesto solidario de un informático

La profesora de inglés a la que le robaron su notebook y su teléfono celular mientras estaba entre clases, recibió una generosa propuesta de parte de un comerciante, quien decidió no dar a conocer su identidad y expresó que “la mejor manera de ayudar es hacerlo de manera anónima”

El dueño de una casa de computación de la ciudad tuvo un gesto solidario para con la docente de inglés que fue víctima de una robo, el miércoles, en un instituto de inglés ubicado en Avenida de Mayo y Alberti.

Al enterarse de lo sucedido se comunicó con la maestra para ofrecerle una computadora, en carácter de préstamo, para que pueda continuar con sus tareas en tiempos de clases virtuales.

Hoy más que nunca se volvió sumamente relevante tener acceso a dispositivos electrónicos para ejercer la actividad laboral. Y no contar con ellos puede resultar una complicación, y que sean robados del lugar de trabajo, más todavía.

La semana pasada, Mariela estaba dando clases de inglés en el instituto y entre un turno y otro, su celular y su notebook desaparecieron del escritorio.

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En los dispositivos, la profesora almacenaba todo tipo de archivos relevantes, tanto laborales, como personales. “Acabo de perder mi vida y mi trabajo”, sentenció luego del hecho.

La angustia generada por el robo y la desesperación por recuperar lo perdido interpelaron a un comerciante pergaminense que realizó una generosa oferta a la profesora de inglés. Le expresó que se enteró de lo sucedido a través de PRIMERA PLANA y eso lo motivó a colaborar con ella. “Me gusta ayudar a la gente que quiere trabajar y no tiene los medios o las posibilidades”, le dijo a éste medio.

Mariela recibió la propuesta por medio de su marido. “Me comuniqué con él porque ella estaba trabajando”, dijo el profesional informático. Y cuando ella se enteró, se sorprendió mucho y destacó que “fue un hermoso gesto de su parte”.

A su vez, el dueño de la casa de computación insistió en no dar a conocer su identidad ni el nombre de su negocio. Su acción es un acto genuino de solidaridad y no un medio para un fin comercial. “Me gusta aportar manteniéndome anónimo porque da cuenta de que es con un objetivo meramente colaborativo. Al ayudar desde el anonimato me parece que la acción es más pura. Ellos me agradecieron mucho la propuesta y dijeron que iban a pasar por el local, pero no para aceptar el préstamo sino para considerar la posibilidad de comprar una computadora nueva”, añadió el comerciante a PRIMERA PLANA.

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