La trabajadora Sabina Bravo, quien se encontraba en ese momento a cargo de la grabación de la sesión, rompió en llanto y salió del recinto rumbo al baño. Enseguida volvió a su puesto de tareas pero no pudo disimular ni evitar su angustia ni las lágrimas.
La tensa situación obligó al concejal Flavio De Sciullo a pedirle al presidente del Concejo, Francisco “Paqui” Bóveda, un breve cuarto intermedio para hablar con él. Se juntaron dos minutos en privado y enseguida Bóveda llamó a la empleada. No se sabe qué hablaron pero la sesión continuó.
Allí fue cuando pidió la palabra Jorge Eterovich y se dirigió directamente a Bóveda: “Estamos en una situación que nunca se vivió en la historia del Concejo Deliberante, ya insostenible. Hoy le advertí, señor presidente, la violencia que estaba cometiendo con las empleadas, que una se tuvo que retirar por hipertensión y otra está acá llorando por culpa suya. Nosotros no podemos seguir sesionando de esta manera. No podemos sostener su violencia, señor presidente, no la dibuje más. Me voy a retirar de esta sesión”.
Eterovich se levantó y detrás de él hicieron lo mismo el resto de los concejales del Frente de Todos: De Sciullo, Daniel Bolinaga, Roxana Valdatta y Tana Di Palma. Todos ellos abandonaron del recinto.
Los ediles de Juntos por el Cambio, desconcertados, se limitaron a debatir entre ellos si reglamentariamente correspondía levantar la sesión o pasar a un cuarto intermedio. Paqui Bóveda concluyó: “Pasamos a un cuarto intermedio hasta mañana(por hoy) a la misma hora”.
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