Durante la gestión de Héctor “Cachi” Gutiérrez se instalaron la primeras 15 estaciones de salud en la ciudad, en diferentes plazas y espacios públicos, que proponía a muchos pergaminenses a reencontrarse con la actividad física.
La primera estación se instaló a la vera del Arroyo Pergamino, sobre calle Biscayart Norte. Fue una buena nueva para la ciudadanía.
Las maquinas recién instaladas cumplían -y parcialmente lo hacen- un par de objetivos al mismo tiempo: mejoran en todos los casos la estética de los lugares e invitan a cientos de pergaminenses al regreso o inicio de la actividad física.
Algunos descubrieron que en las estaciones de salud pueden mover su cuerpo al aire libre sin encerrarse en un gimnasio y otros lo complementan con su regular caminata. Los veteranos concurren por recomendación médica y los niños hasta la utilizan como juegos de una plaza.
La primera estación de salud, en la zona del Terraplén del Arroyo, cumplía con todas las expectativas. Las maquinas iniciales fueron provistas por la empresa rosarina Crucijuegos, buenas pero no eternas.
Hoy, al menos 7 de las 16 no funcionan. Roturas propias del uso, el paso del tiempo, el abandono y la desidia. Y como consecuencia del deterioro del espacio público, la actividad y la concurrencia descienden. No se puede esperar otra cosa.
Las intervenciones municipales se redujeron sólo a pintar con colores amarillo y verde los fierros viejos, rotos y oxidados.
“Es una vergüenza; venís hasta acá y trabajas solo algunas partes del cuerpo. Hace 6 años, desde la época de (Diego) Sahud, que están rotas algunas máquinas. Las que es para trabajar la espalda lleva 6 años sin funcionar. Es solamente utilería”, dijo Gustavo a PRIMERA PLANA.
“Acá nadie hace nada salvo malgastar pintura. Pintan arriba de las roturas para ocultarlas. Si creen que una política deportiva seria se resuelve con pintura amarilla, están equivocados”, resaltó el vecino.
Las estaciones de salud fueron un acierto, pero no tuvieron continuidad y ni siquiera mantenimiento.
La subsecretaria de Deportes parece no contemplar algunas necesidades de una parte importante de la población, que debería seguir teniendo disponibles estos espacios públicos de salud logrados a partir de la actividad física.
Una evidencia más que pone de relieve otra contradicción del Municipio: estaciones de salud enfermas.
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