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Juan Sasturain participó de una charla por los 120 años de la Biblioteca Menéndez

En el marco de los festejos por los 120 años de la Biblioteca Municipal "Doctor Joaquín Menéndez", participó el reconocido escritor y actual director de la Biblioteca Nacional "Mariano Moreno": “Siempre tuve muchos intereses, viví mucho en la calle, digamos en la vereda, ¿no?”

El encuentro a través de una plataforma digital resultó extenso, distendido y cálido. En un primer momento, el autor de El último Hammet se expresó acerca de su flamante cargo en la Biblioteca Nacional desde febrero de este año. "El 12 de marzo me mandaron a casa. Soy un director virtual". Con respecto a la situación actual de la entidad, aseguró que su prioridad es cuidar a la gente. La Biblioteca tiene ochocientos empleados y, según él mismo expuso, venía de una gestión "desastrosa".

La lectura y la oralidad en relación con la escritura fueron los temas abordados. La primera es la que, sospecha él mismo, lo llevó a ser elegido para el puesto en la BNMM. "Me reivindico como lector". Conociendo su trayectoria literaria -plagada de lecturas intrínsecas- y su intervención exitosa en los medios como una especie de difusor de los libros, se entiende que hayan pensado en él para ser el director de esa institución. Cuando se habló del contexto actual confirmó que la Biblioteca está cerrada desde hace ocho meses y todo se trasladó al ámbito virtual. Rescató: "La pandemia, entre otras cosas, pone a la idea de lectura en el centro de la cuestión. Cuando tenemos las ventanas cerradas, los libros cumplen esa función: nos abren el mundo".

En cuanto al otro tema largamente comentado, la oralidad, Sasturain propuso: "Hay un regreso a la oralidad. Los mecanismos de la comunicación virtual le han dado un peso grandísimo a la oralidad". Reflexionó sobre este fenómeno como nuevo pero a la vez reiterado en la historia de la lengua. Dado que la oralidad, el habla  (dijo en términos Saussureanos ) siempre fue anterior a la escritura. Por lo tanto hoy "se está reproduciendo el procedimiento natural que siempre tuvo la lengua. La escritura es posterior a la oralidad". El hecho de escribir en los medios “como se habla” resulta lógico y funcional a los requerimientos de la época que vivimos. Es más práctico, es más rápido. "La escritura va decantando paulatinamente esos cambios en la oralidad y en los soportes".

Aun así, siguiendo con otras ramificaciones que ofreció el tema, hizo una diferencia entre lo que es la escritura coloquial, con fines comunicativos inmediatos, y lo que es  la construcción literaria. Se ha hecho desde los comienzos de la literatura argentina eso de: “escribir oralmente”, pero la construcción del lenguaje, en función del verosímil (otro tema interesante que desarrolló en la conversación) siempre es artificial. Siempre hay un trabajo de elaboración. "Una cosa es la oralidad pura y dura y otra cosa es el verosímil". Aquí, como era de esperarse, se refirió al ejemplo más gráfico y que tiene que ver, no solo con sus lecturas preferidas, sino con el género adoptado por el propio escritor: la novela policial. Los dialectos propios de las regiones del norte ("somos más hijos de los yanquis que de los ingleses" afirmó) eran imposibles de trasladar al coloquial argentino. Los personajes de Chandler o de Hammet “mandándose al carajo” o tratándose de “boludo”, resultaban “horribles” según sus propias palabras. Esto explica, además, la elección del lenguaje más llano, más universal en los textos pertenecientes a este género. Como dato interesante, mencionó que Ernest Hemingway o el mismo Haroldo Conti,  lograban  diálogos muy naturales que no eran producto de un proceso espontáneo sino que el efecto era construido. Se trata de una operación sobre la lengua. Nunca es meramente una transcripción.

Se destaca, en ese sentido, la increíble construcción literaria del mismo Juan Sasturain en todas sus novelas (desde Manual de perdedores hasta El último Hammet) en las cuales el fluir de los diálogos resulta no sólo creíble sino, además, atrapante.

El pibe de la vereda, que leía de todo (especialmente aventuras e  historietas) y que tenía muchos otros intereses, se dio cuenta muy temprano de que lo que más le gustaba era escribir. Leer y escribir, en realidad.  Porque "en todo escritor hay un lector enamorado". Eso, en su vida y en su obra, es más que evidente. Y esas pasiones fueron derramadas  generosamente en la charla convocada por nuestra Biblioteca Municipal.

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