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La pesadilla de Marie Kondo: llegó el cluttercore, el movimiento que celebra el desorden

Nacida a partir del encierro durante la pandemia, el cluttercore es una nueva tendencia que crece en las redes sociales, especialmente en TikTok, y que promueve el "desorden estético" como una forma de conectarnos con los objetos que nos rodean.

Edesorden está de moda. Polvoriento y triunfante, se posiciona como una de las tendencias surgidas a partir de la pandemia. Después de la obsesión por el orden de Marie Kondo, y de su premisa de conservar solo los objetos esenciales para convertir a los hogares en altares inmaculados y en postales aspiracionales de Instagram, surge el cluttercore con el propósito de manifestar, más que nunca, que una casa verdaderamente habitada tiende al desorden.

La relación con la pandemia es clara: el encierro ha generado un vínculo nuevo con los objetos que nos rodean porque están en uso y porque, de alguna manera, nos anclan y nos dan sentido en un momento en el que la rutina cotidiana cambió de manera radical. Jennifer Howard, periodista y autora del libro Clutter: An Untidy History, aseguró a The Guardian que hoy las personas han vuelto a abrazar sus pertenencias: "La pandemia nos obligó a revaluar lo que tenemos para hacer un mejor uso de los objetos e incluso para revalorizarlos".

 

 

TikTok, la red social donde crece el cluttercore

El cluttercore es también la última estética que se apoderó de TikTok y que se expande hacia Instagram y Twitter. El concepto admite la cama sin hacer, las plantas pidiendo auxilio, las pilas de libros en rincones, los adornos: los signos de un espacio habitado. A diferencia de las imágenes impecables de Instagram, que suelen repetir un patrón decorativo de estilo nórdico donde predominan los tonos naturales, el blanco y ciertos elementos transformados en clichés de ambientes que parecen clonados, en los videos de TikTok el desorden se valora como expresión de la personalidad. Hoy, los clips con el hashtag #cluttercore alcanzan las dos millones de visitas.

Para ser precisos, la tendencia cluttercore no implica el desorden descomunal ni la obsesión por acumular objetos, sino que se refiere a una estética donde predominan la exageración, lo kitsch, lo barroco, lo multicolor, lo vintage y las texturas, entre otras características.

"El desorden es una apreciación de las cosas que podemos llamar nuestras", asegura Micah, una usuaria de TikTok reconocida como la representante del cluttercore en una entrevista con Vice. En este sentido, la nueva tendencia se mueve hacia un desorden organizado con amor e ingenio, compuesto de objetos elegidos y apreciados solo por uno. Según la gurú de la tendencia, "se trata de crear un espacio donde puedas dejar fluir tu creatividad".

La definición tiktokera del cluttercore se basa también en apostar a la honestidad por sobre la aspiración. Los espacios tienden a ser estrechos, íntimos, habitados y suelen pertenecer a personas que parecen felices y serenas en cada uno de esos universos propios creados durante la cuarentena. De acuerdo con las redes sociales, el cluttercore es lo opuesto al perfeccionismo de Instagram y es, sobre todo, inclusivo.

 

 

Los metros cuadrados del encierro

Se trata de un concepto con múltiples lecturas: el cluttercore es el rincón que cada persona se fue armando durante este encierro. Los metros cuadrados de soledad en el hogar donde los objetos se hicieron protagonistas y el concepto de orden quedó relegado a un objetivo mayor: la funcionalidad práctica y estética de los espacios reconfigurados por el aislamiento. La nota de The Guardian cita a Joseph Ferrari, un investigador del impacto psicológico del desorden de la Universidad DePaul de Chicago, que dice que el hogar no es solo un lugar sino una extensión de nosotros mismos, "un archivo vivo de la memoria".

 

 

En el contexto de la pandemia, la casa es ahora también una oficina, una escuela, un gimnasio. "Antes solo vivíamos en nuestros hogares, hoy también los mostramos a través de las pantallas y son prueba de que estamos bien", dice la escritora Howard, que cuenta que decidió a poner en palabras el concepto de desorden después de limpiar la casa de su madre fallecida y encontrar millones de cosas que la llevaron a pensar que "el desorden está en los ojos de quien ve".

Hoy no podemos mantener el orden en casa como antes. Las imágenes de ambientes impecables de colores pasteles sin habitar son lugares comunes del pasado; el presente nos obliga a intervenir esos espacios con el deseo como única variable de ajuste dentro del concepto del desorden organizado.

 

 

El nuevo orden

Marie Kondo no se rinde: acaba de lanzar un curso online que intenta acompañar las ansiedades por el desorden y enseña a despejar el hogar en tiempos de aislamiento. Lo suyo sea quizás una de las últimas iniciativas del imperio del orden que tiembla frente a la llegada del exceso.

 

 

Hace unos meses, Netflix estrenó la serie Get Organized With the Home Edit, donde dos amigas que lideran una empresa que ofrece servicios de organización, Clea Shearer y Joanna Teplin, tienen la premisa de disponer sobre lo que hay, ser moderadas y quitar el exceso sin romper el corazón de las personas. Así, brindan alternativas simpáticas para organizar la ropa, la vajilla, los recuerdos y los libros en función de crear ambientes alegres. Un enfoque que se opone al método Kondo en el que la austeridad y la disciplina son claves.

 

 

Tanto Howard en el reportaje de The Guardian como Micah en la nota de Vice llegan a la misma conclusión: que un espacio demasiado impecable genera incomodidad y desolación y que, al contrario, un ambiente decorado con nuestras pertenencias provoca sensación de protección, de estar acompañados por las personas y experiencias que vinculamos a esos objetos.

 

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