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Le dieron perpetua por quemar vivo a su ex y sus hijas hablan de "femicidio judicial"

Sus hijas piden que se haga un nuevo juicio porque dicen que los jueces no consideraron las denuncias previas de la mujer por violencia de género.

Astrid Marcela Mendoza ya cumplió los 40 y tiene cinco hijos. Lleva dos años y 10 meses presa. El 16 de abril pasado la condenaron a perpetua porque, para la Justicia, quemó vivo a su ex, Eduardo Gómez (34), adentro de su Volkswagen Gol, cuando iban por la ruta 11, a la altura de la localidad bonaerense de Bavio, el día de las elecciones PASO de agosto de 2015.

Sus hijas crearon un grupo de Facebook (Justicia y Libertad para Marcela) y en las últimas horas publicaron un vídeo para denunciar un "femicidio judicial" y una "Justicia misógina".

Además, a través de su abogado, Adrián Rodríguez Antinao, plantearon un recurso ante Casación para pedir que se haga un nuevo juicio porque sostienen que el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de La Plata dictó "un fallo medieval, sin tener en cuenta la perspectiva de género".

Marcela y Eduardo se habían conocido en 2010 en un boliche de La Plata, de donde era ella. A los cinco años se fueron a vivir juntos al pueblo de él, Bavio, situado a 30 kilómetros de la ciudad cabecera del partido homónimo, Magdalena, de 2000 habitantes. Pero la convivencia pronto detonó en discusiones y peleas.

La mujer hizo una primera denuncia en un juzgado de Magdalena contra el hombre por violencia sexual y económica. Y después radicó dos exposiciones civiles.

Pero la familia de él dice otra cosa. Su tía Dora reveló que Marcela nunca había dejado de amenazarlo para que regresara con ella. Que incluso le había dicho que lo mataría. Y su hermana Gabriela apuntó que la relación siempre había sido conflictiva, pero que tras la separación la mujer había comenzado a enviarle mensajes de texto donde le anunciaba que lo asesinaría.

Hugo, amigo de la infancia de Gómez, afirmó que, desde su separación, Marcela lo seguía a todos lados para ver qué hacía, con quién andaba y, sobre todo, si tenía una nueva pareja. Según su testimonio, cuando se dio cuenta de que no volvería con ella comenzó a decir lo que pensaba hacerle. "A Eduardo le voy a prender fuego el auto cuando lo vea en la calle", le anunció.

Lo concreto es que en casi cuatro meses de convivencia todo terminó en separación y Mendoza se fue a vivir a otra casa.

"El 9 de agosto de 2015, él la citó para hablar luego de una escena de celos que le hizo a mi mamá por una foto que subió a Facebook" con otro hombre, contó Florencia, una de las hijas de Marcela.

Ambos se subieron al VW Gol y cuando iban por la ruta provincial 11 sobrevino la tragedia. Las versiones de lo que pasó son contrapuestas. Para la Justicia, la mujer lo quemó vivo tras arrojarle un líquido inflamable. Pero Mendoza insiste en que fue al revés, que las quemaduras en una mano fueron para cubrirse del fuego y que ella sólo atinó a intentar escapar del vehículo en llamas.

"En el medio del camino, después de violencia y exigencia de él de regresar en pareja, de volver a estar juntos, él la intentó a prender fuego", añadió Florencia, quien dijo que Gómez "agarró algo del costado y se lo arrojó, ella se cubrió la cara como auto defensa y se tiró del auto".

Al momento del hecho, un solo testigo pasó por el lugar en moto y se detuvo a asistirlos. El conductor del coche, envuelto en llamas, le gritó varias veces: "Esta hija de puta me quiso prender fuego".

Marcela intentaba al mismo tiempo saltar un alambrado, pero se volvió, también con quemaduras, y le suplicó: "Protegeme que él me quiere matar".

Para los jueces Santiago Paolini, Ernesto Domenech y Andrés Paolini no hubo dudas y Mendoza fue condenada a perpetua. La investigación estuvo a cargo de dos mujeres: la fiscal Virginia Bravo y la fiscal de juicio Silvina Langone.

"Hablamos de femicidio judicial... Para decir 'Ni Una Menos' hay que gritar bien fuerte 'justicia y libertad para Marcela'. Esta es la Justicia misógina que responsabiliza a las mujeres y las condena por sufrir violencia de género, por defenderse, sin tener perspectiva de género", se quejó Florencia.

Marylin, otra de las hijas de Marcela, coincidió: "Para decir 'Ni Una Menos' tenemos que hacer justicia por las mujeres que son condenadas por sobrevivir a sus propios femicidios".

La joven apuntó: "Exigimos que se haga un juicio justo, con perspectiva de género, que se tomen en cuenta los antecedentes. Las pocas pericias que hay demuestran que lo que ella cuenta es verdad".

El abogado Rodríguez Antinao, en tanto, sostuvo que "lo que pretendía (Gómez) era que volviera con él, pero ella no aceptaba" y remarcó que era "imposible" hacerle frente al hombre, de 120 kilos de peso y 1,90 metros de altura, ya que la mujer pesa solo 55 kilos.

"Es lamentable esta condena, la Justicia ha fallado enormemente, no ha estado a la altura de las circunstancias. Ella está detenida en la Unidad 33 de Los Hornos y tiene conducta 9 o 10", añadió.

Rodríguez Antinao lamentó "todo el encono que ha tenido el Estado contra esta pobre mujer, no encontraron ninguna prueba, es inocente, es una suerte de femicidio judicial".

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