Algunos dicen que el amor no dura para siempre. En la actualidad, las estadísticas refuerzan el argumento: más de la mitad de los matrimonios terminan en divorcio. Por eso, es difícil encontrar parejas que sigan juntas durante décadas y, menos aún, enamoradas como al principio de la relación.
Pero los canadienses Robert Sisson, de 106 años, y Marion Sisson, de 98, desafían a los pronósticos y estadísticas: llevan casi tres cuartos de siglo juntos y siguen enamorados como el primer día. Así, lo demostraron el fin de semana cuando celebraron su septuagésimo cuarto Día de San Valentín en el geriátrico en el que viven.
Lo suyo fue amor a primera vista. Ella trabajaba como maestra y él era granjero cuando se conocieron en una reunión que organizó la comunidad en Thamesville, en Chatham-Kent (Ontario, Canadá). Apenas un tiempo después, en junio de 1946, se casaron.
El matrimonio no tardó en formar una familia que no deja de crecer: tienen cuatro hijas, nueve nietos y cuatro bisnietos. ¿Cuál es el secreto de este amor tan longevo? Ella la tiene clara: “La paciencia es la clave”, afirmó Marion al sitio Global News Peterborough.
En octubre de 2019, Robert y Marion empezaron a vivir en el geriátrico Extendicare Kawartha Lakes de Bethany. Tras esa mudanza, el romanticismo continuó, otra de las claves para seguir unidos después de décadas de relación. El centro de ancianos les preparó una velada especial para el día de los enamorados: un almuerzo y una cena para ellos, con decoración alusiva a la fecha.
El matrimonio no necesitó cancelar sus románticos planes por la pandemia: el 8 de febrero los residentes y personal del geriátrico fueron vacunados contra el coronavirus. Por eso, estiman que en junio, cuando Robert y Marion celebren sus 75 años de casados, podrán organizar una fiesta para la ocasión.
El amor no se toma vacaciones ni en tiempos de pandemias. “El centro realizó una celebración por su 74 aniversario el año pasado a la que asistió la familia, y hará lo mismo este año”, indicó en un comunicado la institución.
Los Sisson no son los primeros en argumentar que la paciencia es la fórmula exitosa para una pareja duradera. En 2018, los japoneses Masao y Miyako Matsumoto, que para entonces tenían 108 y 100 años respectivamente, cumplieron ocho décadas de casados y entraron al Libro Guinness de los Récords como el matrimonio vivo más longevo del mundo.
Después de más de 29 mil días juntos, les preguntaron cómo lograron mantenerse unidos por 80 años. “Estoy tan contenta y agradecida que me hace llorar. Todo es gracias a mi paciencia, la verdad”, declaró entre risas Miyako cuando recibió el certificado con la distinción. Asimismo, la mujer destacó que un motivo para avanzar es que “las cosas siempre pueden mejorar”.
Resulta raro hablar de paciencia en un mundo donde lo que manda es la inmediatez y los resultados. Sin embargo, si algo nos enseñó esta pandemia de coronavirus es a desarrollar mecanismos para mantener la ansiedad bajo control. Vivir en la incertidumbre es algo a lo que nos vamos a tener que acostumbrar y podría dejarnos lecciones para aplicar.
En el budismo, la paciencia es definida como un antídoto puntual contra dos grandes “venenos” que están metidos en nuestro día a día: la ira y la agresión. Ser paciente ayuda a comprender que no hay una solución concreta para todo, que nada es blanco o negro o que algo está bien o mal. Hay grises y muchas posibilidades para sortear los obstáculos que encontramos en el camino.
Los expertos en psicología consultados por Con Bienestar destacan que la paciencia sirve para estar mejor, para controlar la reacción y no materializarla en un contragolpe. Es decir, que ayuda a evitar la confrontación que surge en las desavenencias entre dos personas. Y es por eso que es una de las herramientas más efectivas para un matrimonio feliz y duradero.
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