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Masacre en la Comisaria Primera: con el testimonio de Carolina Guevara, comenzaron a declarar los policías imputados

En la jornada de ayer declararon un psicólogo que participó del acompañamiento a sobrevivientes y familiares de las víctimas, un policía de la motorizada y la única mujer imputada. No se presentaron a declarar uno de los sobrevivientes, que denunció amenazas de muerte, ni Diego Ulloa, el tercer motorizado que estaba la tarde de la masacre en la comisaría primera.

Mónica Raquel Alegre es la madre de Luciano Nahuel Arruga, joven desaparecido y luego asesinado por las fuerzas policiales en el 2009, en Lomas del Mirador, Provincia de Bs. As. Para las madres de Pergamino, es una compañera, una amiga y hasta una referenta en la lucha por la búsqueda de verdad y justicia por las muertes de sus hijos. Ellas, las madres de todos los pibes que sufrieron gatillo fácil, desapariciones forzadas o muertes por el sistema carcelario, son quienes más pueden sentir en carne propia, empatizar y comprender el dolor que sienten estas madres en un momento así de intenso como es el juicio por la muerte de sus hijos. Entre risas y chistes se saluda con Karina, la tía de Fernando Latorre, para hundirse luego en un abrazo con Silvia Rosito, la mamá. Un diálogo de ojos húmedos se sucede entre las dos. En el pecho de Silvia la cara de Fer, en el pecho de Moni, Alejandro Cabrera Britos, y en la espalda, Luciano.

Luego del cuarto intermedio, y ante la no comparecencia de Diego Ulloa, la defensa policial esgrime que sus defendidos están en condiciones de declarar. La primera de los seis en testimoniar es Carolina Denise Guevara. Antes de sus palabras el abogado defensor Gonzalo Alba aclara al tribunal que sus defendidos se someterán a las preguntas de todas las partes, menos a las de la CPM porque, según sus argumentos, esta parte incurrió en descalificaciones y condena adelantada. El juez le explica que según el código de procedimiento los imputados que deciden declarar pueden negarse a responder, pero que el anuncio carece de sentido, porque en realidad, lo que debe suceder es que cualquier pregunta que la imputada no quiera responder, tendrá que avisarlo en ese momento.

Guevara entonces se desplaza desde el banquillo de los acusados al banquillo de los testigos. Las familias de las víctimas también se paran para escuchar a la primer imputada en declarar.

-Primero quisiera aclarar que algunas cosas no van a coincidir con la declaración anterior. Al principio teníamos un defensor que nos quería enfrentar. Hoy voy a decir la verdad, comienza.

Más adelante expresará que su abogado anterior, quería que le echasen toda la responsabilidad a Donza, que digan que él estaba cruzado de brazos mientras todo ocurría. Y continuó: “eso no fue así”.

-¿Y cómo fue? Le pregunta el juez. Ante los titubeos y las inconsistencias del relato, Burrone le recuerda que no tiene la obligación de decir la verdad, ya que ella no está allí en carácter de testigo, sino de imputada. Pero, agrega “no puede decir que llueve de abajo para arriba, hay ciertos límites. Si se defiende le conviene que su relato sea coherente”.

Carolina Guevara estaba en la oficina de guardia de la Primera el 2 de marzo, cuando se enteró que había un problema en los calabozos. Pasaron entre 20 y 30 minutos para que empiece a oler y a ver humo cuando, según su relato, el oficial de servicios Alexis Eva apareció corriendo y le dijo que vayan a llamar a los bomberos porque habían prendido fuego. Sin embargo, aún ya en presencia del fuego, Eva y Guevara llamaron primero a la fiscalía.

Se escuchaban gritos, pero ella no logró distinguir ningún pedido de auxilio, nada le llamó la atención. Luego, desde el mismo teléfono que estaba en la oficina del oficial de servicio marcó ella misma 3 veces a los bomberos voluntarios (número que suele responder con celeridad a emergencias), como no se pudo comunicar, manifestó que marcó el teléfono de los bomberos de policía. Luego realizó un llamado a los bomberos voluntarios y les dijo que “había un incendio en los calabozos” a pesar de que los bomberos declararon que la voz femenina que se comunicó habló de “un motín”.

Guevara hizo alusión durante toda su declaración a que, en medio de la situación de desastre de humo y corridas que relataba ella “anotaba todo en un papel” para pasar luego al libro de guardias, como si fuera más importante la burocracia de la anotación de los movimientos que salvar las vidas de quienes pedían auxilio y golpeaban con todo lo que podían los barrotes de las celdas cerradas con candado. Tolosa, oficial de servicio de otro horario, le había pedido que deje todo asentado. Ese papel, donde estaba todo, cuenta Guevara, no lo vio nunca más por lo que tuvo que anotar lo que recordaba en el libro de guardia, que fue secuestrado a los dos días de la masacre.

En lo que puede leerse (como un mostrar a sus compañeros activos ante semejante situación), dijo que vio a Carrizo y a Giulietti ayudando a tirar de la manguera a los bomberos. También que ella misma ingresó por el pasillo del patio interno para mover a dos internos, con Eva y uno del grupo GAD, antes de que lleguen los bomberos, lo que desnuda que antes que los bomberos arribó el GAD que, según las denuncias, sacó y golpeó a los sobrevivientes. Y la pregunta que queda resonando es ¿si pudieron ingresar para mover a algunos, cómo no pudieron ingresar para apagar el fuego cuando tenían, siempre según su relato, 16 botellas de agua en la heladera?

Otro punto central de su declaración fueron los matafuegos. Mientras declara, sus compañeros hablan entre ellos y con sus abogados. A pesar de que Alba anticipó que los defendidos no iban a responder las preguntas de la CPM, Guevara contesta cada una de las intervenciones de la Comisión. La imputada reconoce haber buscado matafuegos en la oficina de guardia, pero en ningún lado más.

-¿Por qué no buscó matafuegos en otro lugar?, quiere saber el fiscal

-Por el humo. No aguantaba la respiración, responde Guevara

-¿Consultó al jefe si había matafuegos en otro lugar?

-No, cierra.

Nadie entiende cómo, ante un incendio y oyendo gritos y golpes de barrotes a la oficial de guardia no se le ocurrió preguntar por matafuegos y cómo sólo los buscó en la oficina de guardia. Tampoco nadie logra entender por qué, cuando sacaron a los sobrevivientes al patio de la comisaría, ella “les dio cigarros”, que supuestamente le habían pedido los chicos. Luego de sobrevivir de esa humareda fatal, ¿quién puede pedir un cigarrillo?

A Guevara también le preguntaron si atendió a Camila Gamarra, amiga de Noni Cabrera, en la Comisaría el día de La Masacre, (N.de R: Camila declaró en la primera semana del juicio que Guevara la recibió en la comisaría y le aseguró que todo estaba bien) pero Carolina no recuerda. Tampoco recuerda haber hablado con la mamá de Alan Córdoba.

-Jamás me hubiese dirigido como relató la señora acá. Yo también tengo hijos, afirma ante la pregunta sobre si la conoce a Flavia Gradiche. Flavia, mamá de Alan, la oye desde la primera fila, enfurece y le grita “asesina, hija de puta, me dijiste que los pendejos tenían teléfono”. Sale de la sala. Guevara continúa unos minutos más.

“No recuerdo todo bien bien”, dijo casi al principio de su declaración. Desde allí, esa frase se repitió frecuentemente. No recuerda a qué hora llamaron a los bomberos. Tampoco desde qué teléfono los llamaron. No recuerda si llamaron al 100. No recuerda si alguien le dejó una carta para uno de los detenidos.

Su declaración termina diciendo que cree en Dios y que él sabe que dice la verdad. Sólo Dios lo sabe. En términos judiciales y no religiosos, su testimonio parece inaugurar una serie de declaraciones de los imputados que se orientarán a contar que esa tarde noche todos hicieron lo correcto. Lo que aún no se comprende es cómo, si todos hicieron lo correcto, murieron siete personas con un fuego que se apagaba, cuando comenzó, con un baldazo. Y en la heladera tenían 16 botellas de agua.

Este diario del juicio a los policías responsables de la Masacre de Pergamino, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, FM La Caterva, Radio Presente y Cítrica. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguimos diariamente en https://juicio7pergamino.blogspot.com 

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