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Medardo Avila Vázquez: "Esta agua es, obviamente, un peligro terrible"

El Coordinador de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, opinó sobre el fallo judicial que prohibió el uso de agroquímicos en tres barrios de nuestra ciudad porque el agua, según confirmaron el INTA, Conicet y los peritos de la Suprema Corte de Justicia, está contaminada por lo menos con 18 agroquímicos diferentes: “Esto es algo que nosotros, que venimos estudiando esta problemática nacional, no habíamos encontrado hasta ahora; ya está pasando por la tierra y llegando a contaminar las capas subterráneas”, afirmó el especialista.

-¿Cómo evalúa la contaminación del agua en tres barrios de Pergamino con, al menos, 18 agroquímicos diferentes?

-Avila Vázquez: Es muy preocupante que se haya encontrado tal cantidad de agrotóxicos en el agua que toma la gente, en el agua de la red o en el agua de pozo; es muy preocupante que las napas subterráneas donde la gente se provee de agua dulce esté contaminada con tal cantidad de sustancias. Esta agua es, obviamente, un peligro terrible. Los valores guía que se establecen a nivel nacional no tienen mucho sentido porque se basan en efectos tóxicos agudos y no sobre los efectos cancerígenos. Una sustancia que produce cáncer no tiene que estar en el agua, por eso la Unión Europea tiene establecido un 0,1 microgramo por litro para el glifosato o para el 2,4-D, que son considerados cancerígenos por la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, con el 2,4-D, la agencia del agua de la provincia de Buenos Aires, acepta hasta cien microgramos por litro. ¡Mil veces más de lo que podría aceptarse que tome un italiano, un francés o un alemán! O sea, los bonaerenses pueden tomar cien micras más de 2,4-D, cancerígeno, hepatotóxico, con respecto a lo que podría tomar un europeo. Es increíble y es realmente muy grave la cantidad de sustancias que hay acá, sustancias que también son disruptores endócrinos, o sea que alteran el funcionamiento de las hormonas, para lo cual hace falta pequeñísimas dosis de estas moléculas, solo su presencia. No tiene que estar en el agua esta sustancia, absolutamente, y es fundamental que se garantice que la gente pueda tomar agua libre de esta sustancia.

-Pero Javier Martínez, el Intendente de Pergamino, dice que toma agua de la canilla y el Presidente de la Nación, Mauricio Macri, se quejó porque no se puede fumigar las escuelas en Entre Ríos, ¿qué piensa de esto?

-Avila Vázquez: Por supuesto, es increíble lo que hace el Intendente de Pergamino que, aparentemente, tiene que ver con el negocio de la venta de agrotóxicos y su propio partido: sigue defendiendo que el agua es segura y que él toma agua de la canilla y que no le pasa nada, como si eso fuera una prueba suficiente. Hay otras cuestiones científicas que se han reconocido recientemente, a fines de marzo, cuando se publicó una investigación en Estados Unidos de cómo el glifosato y las permetrinas, que también están en el agua, inducen autismo y problemas en el desarrollo intelectual en los niños. O sea que esta situación también muestra que esta sustancia no tiene que estar en el agua.

Con respecto a la situación de Entre Ríos -donde se logró un fallo judicial avalado por el Tribunal Superior de la Justicia de esa provincia, para que no se fumigue en las escuelas -prohibiendo fumigar a mil metros alrededor de las escuelas-, es increíble que el gobernador (Gustavo) Bordet haya promovido un Decreto para anular esa sentencia judicial y permitir fumigar a cien metros de las escuelas, con los niños en clase. Y que el Presidente haya reclamado para que se permita fumigar sobre las escuelas… Es increíble lo que estamos viendo acá: como el agronegocio, la codicia de estos grupos económicos, no tiene límites y no les importa que los hijos de sus peones estén en esas escuelas recibiendo una lluvia de agrotóxicos. Es claro que estas fumigaciones son tóxicas para la salud de los niños, tenemos estudios. En Córdoba, en una escuela fumigada que estudiamos en la Universidad de Río Cuarto, la directora de la escuela tiene cáncer de mama, el hijo de la directora -que iba a esa escuela-, murió de una leucemia hace cinco años y el cien por cien de los niños que estudiamos de esa escuela tenía genotoxicidad, tenían daño en los cromosomas, en el ADN de sus células, un daño que es generado por el glifosato y otras sustancias, que si no es reparado puede generar leucemias o cáncer en esos niños. Esta situación es gravísima y viola la Declaración de los Derechos de los Niños e increíblemente el Gobernador y el Presidente, que son de distintos partidos, son de distintos lados de la supuesta grieta, en esto están todos juntos defendiendo el agronegocio.

-Entonces, ¿están envenenando a la gente impunemente, no?

-Avila Vazquez: Sí, obviamente que sí. Están envenenando los ambientes donde vive la gente en las zonas agrícolas y están envenenando los productos que se generan en la agricultura, sobre todo la soja y el maíz transgénico salen cargados de enormes cantidades de residuos de pesticidas. Y además se ha generalizado el uso de estos pesticidas para todo otro tipo de cultivos: el vino en la Argentina está todo lleno de agrotóxicos, la yerba, el mate, el café, el arroz… el arroz está completamente lleno de agrotóxicos, la harina… Es un problema grande. Ni hablar de los tomates, la pera, la naranja, la rúcula… Es impresionante la cantidad de residuos de agrotóxicos que tienen los alimentos que derivan del proceso de agricultura. Donde más se utilizan es en la agricultura industrial, en la Argentina lo que es soja y maíz transgénico, pero se ha generalizado el uso de venenos en la producción de alimentos. ¿Cómo vamos a producir alimentos aplicándoles veneno todos los días? Es una locura. En el capitalismo, con la alienación que produce en las personas, la gente deja de ver que está produciendo un alimento sino que está viendo una mercancía, el productor está viendo cuánto le van a pagar el cajón de manzanas o de tomates -al cual le está echando con la mochila agrotóxicos, insecticidas, antes de mandarlos a la verdulería-, está viendo dinero, está viendo billetes. Sin embargo, cuando nosotros vamos a comprarlo estamos viendo una ensalada que vamos a comer. Acá hay una cosa que no está bien y cómo el Estado permite que se produzcan alimentos en base a venenos, es una cosa que debería estar prohibida. Porque si es por los agricultores, los agricultores quieren más dinero, más fácil, con menos trabajo, más rentabilidad y no le importan los métodos. Pero a los métodos alguien tiene que ponerles un límite, la sociedad y el Estado tienen que decirle: no podés contaminar los alimentos, las aguas, la tierra, el aire y el ambiente donde viven las personas.

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Medardo Avila Vázquez: Pediatra, Docente de Pediatría – Cátedra de Clínica Pediátrica en Hospital Universitario de Maternidad y Neonatología de Córdoba. Red Universitaria de Ambiente y Salud – Médicos de Pueblos Fumigados.

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