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Papá soltero: a los 50 años alquiló un vientre para hacer realidad su sueño de tener un hijo

“Haber elegido ser padre soltero fue la mejor decisión que tomé en mi vida”, dice Darío Regueria que desde los 20 años, soñaba con tener un hijo. Pero pasaba el tiempo y sin una pareja con quien hacer realidad su deseo, decidió ser padre soltero a través de una subrogación gestacional. Hoy Felipe tiene tres años y medio, y Darío asegura que haberlo tenido es lo mejor que le pasó en la vida.

Cada mañana, antes de despertar a su hijo, Darío Regueira (54) se toma unos segundos para mirarlo mientras duerme. Ese chiquito de tres años y medio es su sueño hecho realidad. Piensa en todo lo que tuvo que pasar para tenerlo y se siente orgulloso, pleno, feliz. Lo despierta y Felipe le regala la mejor de las sonrisas. Siempre se levanta contento y con una sonrisa, y a mí se me cae la baba”, cuenta Darío, que es ingeniero civil y dueño de una empresa constructora en la provincia de San Luis.

“Soy solo. Siempre tuve ganas de ser padre, desde los 20 años. Tuve algunas parejas, pero jamás llegué a la convivencia. Me aboqué mucho al estudio; después a la profesión. Y, la verdad, en mi mente siempre estuvo más la idea de ser padre que ser pareja de alguien”, comenta.
-¿Y cuándo tomaste la decisión de ser padre soltero?
Cuando cumplí 40 años me picó más fuerte la idea. Era consciente del paso del tiempo y que no podía seguir esperando tener una pareja para ser papá. Entonces me puse a buscar alternativas. Pensé en una adopción. Lo consulté con mi psicóloga, hubo mucha terapia. Y me di cuenta de que era muy difícil cumplir los requisitos para adoptar a un chico como papá soltero. Otra posibilidad era apadrinar. Pero yo quería tener un hijo. Me enteré de la alternativa de alquilar un vientre. Pero en Argentina hay un vacío legal y era mucho el riesgo que podía correr. Pasaba el tiempo, yo ya tenía 45 años y un día, por casualidad, porque nunca veo la tele, en un programa de Susana Giménez presentaron a los hijos de Florencia de la V. Acababan de nacer y contaron todo acerca del alquiler de vientre en Estados Unidos. Esa noche me quedé despierto googleando y encontré el contacto del Dr. Fernando Akerman (N. de la R.: director del Fertility & IVF Center de Miami). Le mandé un mail y al otro día me contestó.
-¿Cuánto sale un procedimiento de este tipo y en qué consistió?
Fernando Akerman me explicó todo. El costo del procedimiento es de alrededor de 150 mil dólares. Era prioritario para mí ser papá, así que la parte económica no me afectaba tanto. Hice varias consultas. Me hicieron análisis de sangre y psicológicos en Buenos Aires, que revelaron que era apto para ser padre soltero. Arrancamos en 2011, en mayo de 2012 viajé a Miami, donde volvieron a hacerme todos los estudios. Dieron bien. Congelaron mi semen y empezó la búsqueda de una donante de óvulo anónima y de otra mujer que llevaría adelante el embarazo. Este proceso llevó de 2012 hasta 2015. Fue bastante largo porque hubo dos intentos fallidos de embarazo antes de que se concretara el de Felipe. Además debe haber mucho papeleo legal detrás de estos procedimientos. Sí, la parte legal se manejó, por un lado, con un abogado en Estados Unidos y, por el otro, con la agencia que buscó a la mujer que llevó adelante el embarazo. Había empezado con otra agencia, pero la mujer no quedó embarazada y hubo cuestiones que no me gustaron, así que decidí cambiar. Lo concreté con la agencia Open Arms, la misma que usaron Flavio Mendoza y Luciana Salazar.
-¿Pudiste elegir la donante de óvulo?
Sí, la elección la hice yo en base a fotos y a su historial físico y familiar. Te entregan un informe con los datos de los padres, de los hermanos, abuelos, con información acerca de las causas de muerte, enfermedades familiares… La idea no era buscar un hijo estéticamente perfecto sino sano, y que sus rasgos no se diferenciaran totalmente de los míos. Lleva tiempo. Una vez elegida la donante, con mi esperma congelado y los óvulos se hizo la fecundación en laboratorio. Una vez que se lograron los embriones, se buscó a la mujer que sería inseminada para llevar adelante el embarazo. No fue fácil porque hay mucha demanda en Estados Unidos, sólo en Florida y California es legal, por eso la mayoría de los bebés gestados mediante alquiler de vientre nacen en Miami o en San Diego.
-¿También tuviste injerencia en la elección de la subrogante?
Sí, cuando encontramos a Jenny, me comuniqué con ella por teléfono y Skype. Es una persona alegre, con muy buena onda y con una familia constituida: en ese momento, con su esposo tenían dos hijas. Firmamos el contrato y viajé a Estados Unidos cuando se hizo la primera transferencia. Antes del procedimiento nos encontramos, fuimos a cenar y hablamos mucho. Estaba interesada en ayudarme, es una persona muy generosa. Pensá que el riesgo que corren es mucho comparado con lo que perciben económicamente. No es una cifra alta y, en general, ahorran ese dinero para poder mandar a sus hijos a la universidad. En la primera transferencia, que fue en octubre de 2014, ella no quedó embarazada, pero sí en febrero de 2015. Estuve presente durante la transferencia de aquel único embrión: el 10 de octubre de ese año nació Felipe.
-¿Cómo viviste el embarazo?
Con mucha ansiedad y nervios. Viajé cuatro veces a Miami durante el embarazo para estar presente en las ecografías. Para mí era muy importante estar cerca de Felipe. Y en cada viaje aprovechaba para comprar lo que iba a necesitar para él cuando naciera. Tuve la ayuda de una abogada que es madre de dos nenas que nacieron de esa forma, me ayudó mucho orientándome sobre lo que tenía que comprarle. He comprado mamaderas por docena, que después no usé, y ropa para que pudiera usar desde el primer día hasta los dos años. Me compré un libro de la Asociación de Pediatría de Estados Unidos, especial para padres, que daba tips. Lo leí todo. Lo bueno fue que cuando nació Felipe todo me resultó fácil. Acondicioné el cuarto en el mes seis de embarazo, lo pinté de verde, con aviones y su nombre en una de las paredes. Los primeros días de octubre me anticiparon que Jenny tenía contracciones y que había posibilidades de que se adelantara el parto. Viajé el 5 de octubre con mi madre. Felipe nació a la mañana y fue un parto muy rápido. Cuando llegué a la clínica ya había nacido. Me entregaron a Felipe en brazos y a partir de ese momento me pusieron en una habitación con él y mi madre. Después de dos días nos dieron el alta, pero nos quedamos dos meses en Miami, haciendo los trámites para sacar el pasaporte y el certificado de nacimiento en el cual yo figuraba como padre soltero y madre desconocida.
-¿Cuál fue la reacción de tu familia y amigos cuando expresaste tu decisión de ser padre soltero?
Mi familia siempre me apoyó. Tengo un hermano, José María, que no tiene hijos, así que Felipe era el primer nieto para mi mamá, que estuvo siempre a mi lado. La mirada de los demás no me preocupa, porque desde el momento en que tomé la decisión de ser padre, conté con el apoyo de mi madre y mi hermano. La verdad que hasta el día de hoy nadie ha reaccionado mal; al contrario, me felicitan y me aplauden.
-Ya en Argentina con Felipe, ¿cómo te organizaste?
Durante el día, me ayudaba una mujer y mi mamá, que se había mudado al mismo edificio, donde vivimos hasta el año y medio de Felipe. Cuando empezó a caminar quise que estuviera más en contacto con la naturaleza y nos mudamos a un barrio cerrado en Juana Koslay, que queda a 15 km de San Luis Capital. Desde los cinco meses duerme en su propio cuarto. Preferí mudarlo pronto y lo vigilaba con un baby monitor. El pediatra que le hizo el seguimiento durante los dos primeros meses en Miami, me dio muchos consejos. Al año y dos meses empezó a concurrir al jardín maternal.

Ese año se enfermó muchas veces, fue tremendo el tema de los virus, pero al segundo año ya estaba inmunizado. Hoy Felipe es súper feliz y muy independiente. Yo le doy mucho tiempo. A la mañana lo llevo al jardín y lo voy a buscar al mediodía para almorzar juntos. Tengo una chica que me ayuda y se queda hasta las 20. Lo veo muy feliz.

-¿Y cuál fue la reacción de las madres del colegio cuando se enteraron de que eras papá soltero?
Felipe hoy va a sala de 3 en un colegio privado. Y desde el primer día me sumaron al grupo de whatsapp de madres. Se ofrecen a ayudarme, si hay un acto me ayudan con la vestimenta de Felipe. Lo llevo a los cumpleaños y hablo mucho con las mamás. Ahora se me acercan más mujeres que antes (se ríe).
-¿Felipe te pregunta por qué no tiene mamá? ¿Tenés pensado cómo encarar el tema con él?
Felipe va a saber toda la verdad. Aún no lo hablamos porque nunca me lo preguntó. Pero sé que en cualquier momento lo hará. No tengo idea de qué le voy a responder. Le diré lo que me salga en el momento. Desde julio del año pasado va a una psicóloga.
-¿Seguís en contacto con Jenny?
Todo el tiempo. Su esposo quería tener un varón, así que después de Felipe y otro alquiler de vientre, Jenny fue madre de un varón. Me gustaría que algún día Felipe y ella se conocieran.
-¿Qué le dirías a alguien que como vos sueña con ser padre, pero no se anima a encararlo solo?
Que es posible. Un papá soltero puede llevar adelante la crianza de un hijo. Con amor, paciencia y dedicación, se puede. No hay que tener miedo. Tener un hijo te da más satisfacciones que dolores de cabeza. Que se despierte con una sonrisa, o verlo dormir, es lo más tierno que hay en el mundo. Cuando lo veo tengo la certeza de que Felipe fue la mejor decisión que tomé en mi vida. Es un cambio total. La mía era muy vacía antes de su llegada. Criar un hijo es aprender algo nuevo cada día, es una alegría tremenda poder hacerlo. No se compara con nada.
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