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Querede, el bar que resiste a la pandemia y anhela celebrar los 100 años de vida junto a sus clientes

El histórico local de Avenida Colón y Pinto festejará su centenario en febrero. “La gastronomía es un estilo de vida, una forma de pensar las cosas desde la identidad y el cariño. No es un trabajo especulativo”, destacó Miguel

Se fundó allá por el 1921. La fecha exacta de su inauguración es un dato perdido y el libro de actas vaya a saber dónde quedó. No está documentada su primera vez, pero sí sus raíces, su esencia y su devenir. Y también se sabe de la identidad de su autor, Abraham Querede.

El Bar Querede, el de la tradicional esquina de Avenida Colón y Pinto, cumplirá 100 años de historia los primeros días de febrero.

Abraham llegó al país en 1921, junto a su esposa Helue Farah, ambos oriundos de Homs, una ciudad muy cercana a Damasco, la capital de Siria.

Los comienzos de Abraham en el comercio se relacionan con los viejos coches a caballo de paseo, que circulaban por las empedradas calles de Pergamino.

Fue en ese mismo año, donde en la reconocida esquina de Pinto y Colón, se abrió un almacén de ramos generales y despacho de bebidas. Un punto de reunión de lugareños y forasteros, y también centro de comentarios y polémicas sobre acontecimientos de aquel entonces, discusiones que en determinados casos se tornaban violentas.

Fue así que en 1940, Abraham Querede se trenzó en una acalorada polémica acerca de la Primera Guerra Mundial con un vecino italiano, quien lo mata de un disparo en la puerta del local.

Abraham dejo a una joven viuda y a cinco hijos: Jalil, Juana, José, Elías y Jorge. Su esposa, Helue fue quien se hizo cargo del negocio familiar junto a Jalil, el mayor de sus hijos.

En la década del ’50, el negocio cerró el rubro almacenero pera dedicarse de lleno al despacho de bebidas. En 1952, Jalil se casó con Juana Raso, ambos padres de Miguel, el actual propietario del bar.

Jalil dedicó toda su vida al bar, donde estuvo hasta 1982, cuando falleció con tan solo 60 años. “El verdadero hacedor del Bar Querede fue mi papá. El estuvo durante mucho tiempo al frente, sobre todo en momentos muy complicados porque tenía nada más que 18 años”, valoró Miguel a PRIMERA PLANA.

Bar Querede es un retazo de la tradición pergaminense. Su historia pudo haber terminado con la pandemia. Pasó con bares y restaurantes emblemáticos del país.

El caso del negocio de Colón y Pinto es de resistencia, su constancia supone estoicismo y convicción.

Miguel se apasiona y emociona al hablar de su familia, pero en especial de su padre: “Era un tipo que tenía una gran memoria”. Jalil era fanático de Boca Juniors y era una persona que sabia y conocía en detalles los equipos históricos. Quienes lo conocieron cuentan que era muy amable, tanto con la gente de afuera como aquellos que iban al viejo Hospital –hoy edificio de Tribunales-. “Los médicos los mandaban para que les fiara sándwiches”, recordó Miguel.

En el Bar confluyen personas de toda clase social y costumbres. En diferentes horarios se dan cita varios grupos de personas en las tradicionales mesas de café como así también los amantes de los juegos de mesa y amigos que se reúnen en peñas y jóvenes con preferencias por el pool.

“La gastronomía es un estilo de vida, una forma de pensar las cosas desde la identidad y el cariño. No es un trabajo especulativo. Buscamos la idea de lo clásico, de algo que perdure en el tiempo”, remarcó Miguel.

El fútbol, otra tradición argentina y del lugar, también está presente. “Los partidos son una tradición y hay variados hinchas que vienen a ver a sus equipos mientras se toman algo”, agregó.

La historia de la tradicional esquina se relaciona con la vida de lo que era el Hospital “San José” hasta que en 1987 fue trasladado al nuevo edificio de Avenida Liniers. “Los médicos hacían guardias largas y la salida más cercana para ellos era venir al bar”, recordó.

“Este era un lugar de sensaciones encontradas. Había alegría cuando nacía alguien y de llanto cuando fallecía una persona”, precisó.

Otro de los recuerdos que guarda Miguel es sobre las personas que llegaban a Pergamino de los pueblos vecinos: “Esto era un depósito de las personas que hacían compras. Las dejaban acá y las retiraban cuando tenían que irse. Hoy con algunas personas sigue ocurriendo lo mismo”.

La pandemia lo sorprendió, pero de todas maneras logró sobreponerse a la crisis: “Desde el día cero fue prioridad la salud. Estuvimos cerrados, después abrimos con modalidad take-away y decidimos resistir por toda la historia y buscando apoyo entre familiares y clientes”, rescató.

Los parroquianos del lugar, como los define Miguel Querede, “volvieron a sentirse como en su casa”.

En febrero, cuando se cumplan los 100 años de historia, desea poder encontrarse con cada uno de ellos y le gustaría que sea como sus tradicionales festejos, con mesas en la vereda: “Ojalá pudiéramos juntarnos a brindar. No sé si vamos a poder abrazarnos, pero al menos podremos estrechar los codos y festejar un feliz aniversario”, imaginó en el dialogo con PRIMERA PLANA.

Por su trayectoria familiar y comercial, el Bar Querede ocupa un lugar entrañable en la historia de la ciudad y de muchas generaciones.

 

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