“Sensación de inseguridad”: La ideología en la rotura de los silobolsas

Varios años atrás, sin quererlo, un ministro inmortalizó el término cuando al referirse a la inseguridad existente en ese tiempo, no muy diferente a cualquier otro, pretendió relativizarla hablando de “sensación”, dada la prédica machacona de grandes medios. El oficio de “la grieta” tornó la alusión en chicana. Desde entonces, a cada nuevo hecho delictivo se lo subrayaba y amplificaba, como sutil crítica, remarcando que no se trataba de una mera sensación. El concepto, y en consecuencia el nonato intento de explicación, quedarían para siempre subsumidos al nivel de las ocurrencias mediocres, tachado peyorativamente como inválido. Sin embargo, recientes hechos ocurridos entre nosotros nos llevan, necesariamente, a recuperar aquella interpretación, aún a contramano de lo establecido por el etéreo “sentido común”.

Contando con algo de información, a más las deformaciones usuales en comentarios y rumores, dirigentes agropecuarios de nuestro medio, en reunión con jefes policiales, reclamaron compromiso y eficacia para proteger el fruto del trabajo chacarero, acumulado en los silobolsas que salpican generosamente el paisaje de la llanura. Legítima demanda, que acompañamos en la esperanza de que puedan adoptarse acciones preventivas que impidan la acuciante tropelía.

De común, reuniones como la enunciada, se dan con vecinos hartos por la sucesión de robos producidos en algún barrio determinado, si bien la ciudad entera está librada al accionar de los siempre activos amigos de lo ajeno, que no distinguen jurisdicción. La diferencia radica en un dato curioso: se pidió protección frente a una modalidad que no registra antecedentes recientes en Pergamino. De acuerdo a lo que se sabe, afortunadamente, no ha habido en el Partido ningún atentado contra silobolsas, a pesar de la opuesta sensación reinante, producto de los múltiples -y no siempre comprobados- comentarios que circulan. Incluso, hasta estos días, eran 14 las denuncias registradas en todo el territorio provincial, a las que habría que sumarle una cantidad similar o mayor producidas en provincias vecinas. Es muy grave, claro, porque tan solo un caso de esta naturaleza constituye de por sí una afrenta al trabajo genuino, pero el clima instalado podría llevar al desprevenido a creer que se trata de una mecánica de reiteración diaria, con decenas o centenas de víctimas en Pergamino o en la región.

A raíz de las denuncias, el gobierno provincial inició una investigación que permitió esclarecer la mitad de los hechos, de donde surge una demostración sorprendente: en ningún caso se vislumbran connotaciones de tipo ideológico o político, en tanto que en los siete hechos restantes -que continúan en etapa de investigación- por ahora tampoco se aprecia indicio alguno en esa dirección. El propio gobernador comunicó la novedad a los representantes de las entidades agrarias, a quienes notificó de cada expediente en particular.

El caso más cercano ocurrió en Rojas, donde se pudo comprobar que las roturas fueron causadas por traviesos menores que han sido identificados. De acuerdo al basado en datos provenientes de la Justicia, no se desprenden elementos que permitan vincular cuestiones ideológicas con estos hechos vandálicos de origen diverso.

A pesar de no existir ninguna evidencia, el intendente Javier Martínez, en manifestaciones periodísticas, afirmó que “hay bastante de ideología mezclada en esto”, dando por descontado el origen de los ataques. Lo explicó agregando que “estas cosas suceden cuando el fanatismo avanza demasiado”.

Por lo que hemos visto, si sus dichos constituyen una ligereza en términos jurídicos, resultan además una desafortunada declaración que en nada contribuye a mejorar el tenso clima reinante, por las múltiples razones que cotidianamente palpamos.

Es cierto, lamentablemente, “hay bastante de ideología mezclado en esto”; pero la clase dirigente debería proponerse el esfuerzo de asumir las elevadas responsabilidades que el difícil momento les impone en lugar de intentar congraciarse a como dé lugar con los votantes, revoleando imputaciones o sospechas sin sustento.

 

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