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Un maestro en el arco: De lunes a viernes es docente y los fines de semana, ataja

Sebastián Guaraccio convive con sus dos pasiones: La enseñanza y jugar al fútbol. Aunque estuvo a punto de ser futbolista profesional, hoy es arquero de Juventud Obrera de Manuel Ocampo y durante la semana ejerce la docencia. "Les digo las tablas de multiplicar a los chicos y si las adivinan, tienen permiso para patearme un penal", contó

Las historias del deporte amateur suelen tener como protagonistas a personas que se esfuerzan y sacrifican día a día persiguiendo el sueño de realizarse dentro de un rectángulo de juego.

La Liga de Fútbol de Pergamino está plagada de éstas auténticas historias de superación diaria.

Una de ellas es la de Sebastián Guaraccio, quien los fines de semana ataja en Juventud Obrera de Manuel Ocampo, pero el resto de los días ejerce con vocación y dedicación su rol como maestro de escuela primaria.

Si bien desde chico quiso ser futbolista profesional y llegó a vivir el sueño de atajar en el fútbol grande cuando realizó parte de las divisiones inferiores en Newell´s Old Boys y luego pasó a Lanús, también sintió de manera paralela la curiosidad por la enseñanza.

“Estuve dedicado de lleno al fútbol cuando atajaba en Newell´s Old Boys y también integré el plantel profesional de Lanús. Después me fuí a El Linqueño, pasé por Tandil hasta que llegué a jugar en Carabelas  y ahí me di cuenta que no iba a vivir del fútbol”, le dijo a PRIMERA PLANA.

“A la par que jugaba, siempre me tiraba la docencia y arranqué a estudiar. Hijo de mamá docente, hermano de una profesora de inglés y mi mujer también es docente”, agregó Sebastián Guaraccio.

“Primero arranqué el profesorado de Educación Física y después estudié Historia, pero nunca los pude terminar”, siguió.

Años más tarde, el maestro-arquero comenzó a concretar su sueño postergado en la enseñanza: “Mi pasión siempre fue ser maestro de primaria. Por ignorancia pensaba que al ser hombre no podía y hoy me encanta lo que hago. Doy clases en el Colegio San Pablo en segundo grado y en el Hogar de Jesús, en sexto grado. Soy un apasionado de la educación, amo enseñar”, aseguró.

Más allá del aula, Guaraccio tiene claro que los fines de semana también es observado de cerca por sus alumnos: “Mi personalidad dentro de la cancha es totalmente distinta a la de cuando doy clases. Me pasó que los chicos me decían que me veían por la tele protestándole a un árbitro y ahí me di cuenta que tengo que dar el ejemplo en todos lados. Por eso, me cuido al máximo en cuanto a las formas, aunque a veces uno se olvida un poquito”, dijo entre risas.

Con los guantes en del arco de Juventud Obrera y la tiza en la mano en un salón de clases, a veces, Sebastián, que también es esposo de una docente y papá de una nena -de 12 años- y 3 varones -mellizos de 5 y uno de 2 años-, intenta combinar todas sus facetas dentro del aula: “Cada tanto, me voy vestido de arquero a la escuela y hacemos penales de multiplicación o un metegol humano. Les digo las tablas de multiplicar a los chicos y si las adivinan, tienen permiso para patearme un penal. A veces me meten un gol y lo gritamos todos juntos”, admitió el destacado arquero de la Liga de Fútbol y motivador maestro de nivel primario.

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