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Una experiencia quebrada: “Volví al país rota de hueso y de alma”

El proyecto de recorrer Europa y trabajar como “Au Pair” en Holanda durante un año, se convirtió en una experiencia de un mes y medio para Leonela, quien no pudo continuar su trabajo por un accidente. No obstante, destacó que fue una vivencia enriquecedora de aprendizaje, nuevos vínculos y libertad

Con 27 años y recién recibida como profesora de Inglés, Leonela Moschetti, dio paso a vivir la experiencia “Au Pair” en Holanda. Si bien los trámites y las entrevistas iniciaron en 2016, recién un par de años después se decidió por el destino y concretó trabajar para una familia de Amsterdam.

“Estuve buscando destinos hasta que opte por Holanda porque me llamaba mucho la atención por lo que estuve leyendo, por sus lugares históricos y edificios”, dijo la docente a PRIMERA PLANA.

Luego de sucesivas entrevistas, “conocí una familia que quería que fuera y no me detuve a fijarme si me caían bien o si había algo que estaba mal y me fui”, agregó.

Desde un comienzo, Leonela aseguró que “mi experiencia tuvo de todo un poco”.

Viviendo en el centro de Amsterdam, se dedicaba a cuidar a un niño de 2 años y a realizar diversas tareas que la familia le encomendaba. “Cuando llegué, nos fuimos a España, porque la familia tenía un departamento en Sierra Nevada y fue una locura estar en dos países de golpe. Sumado a eso, después fui a visitar a una amiga que estaba en Alemania”, recordó.

A su vez, en sus tiempos libres, aprovechaba a recorrer la ciudad y los lugares más emblemáticos. “No extrañaba Pergamino. Sentía mucha seguridad, mucha libertad, de salir a caminar y no tener miedo de donde terminar, porque era todo hermoso lo que encontraba. Y así fue como descubrí incluso la casa de Ana Frank”, destacó Leonela.

Dado que el programa “Au Pair” comprende el aprendizaje de prácticas culturales locales, la pergaminense estuvo aprendiendo holandés en ese entonces. Además, como tenía muy buen vinculo con el pequeño al que cuidaba, “aprendí algunas palabras y trataba de transmitírselas a él en español. Así que íbamos cantando Manuelita o contando en español”, precisó.

Para ir a buscar al niño al jardín o llevarlo a otros lugares, la familia le prestó a Leonela una bicicleta. “Cuando lo fui a buscar un día, como llovía, lo llevé a un lugar de juegos donde los padres solían llevarlo. El estaba re contento”, aseguró la pergaminense. Pero “en una de esas, se me cruza una turista en bicicleta, pierdo el equilibrio, me caigo y encima mío caen la bicicleta y el nene”.

En principio, su paso por el territorio europeo iba a durar un año o más, pero a raíz de este accidente, Leonela se quebró el pie.

Tras la caída, la joven precisó que “llamé a los padres para que me fueran a buscar, porque no podía caminar. Pero no me podía quedar ahí. Así que llevaba la bicicleta y al nene a la rastra.

“En un momento, llegó la madre en bicicleta, o sea que tuve que también irme de vuelta a la casa en bicicleta, haciendo esfuerzo”, recordó.

Como hacía poco más de un mes que había llegado al país, Leonela aún no había tramitado el seguro. Por lo tanto, tuvo que abonar una suma de 300 euros -aproximadamente 47 mil pesos argentinos- para ser atendida en el hospital, ante el dolor que sentía.

En principio, los médicos le informaron que su lesión era un esguince. Pero al otro día, tuvo que volver, dado que los médicos detectaron que se trataba de una quebradura y le informaron que ya no podría seguir trabajando.

La noticia no fue bien recibida por la familia ya que la joven reveló que “le dije a la mamá que iba a estar más complicada para trabajar, aunque podía manejarme en taxi. Pero ella me maltrató.

“Me dijo que me habían elegido porque les parecía responsable, por ser grande y docente. Me dijo que me iba a echar, que me iban a dejar en la calle y un montón de cosas más, mientras yo trataba de pedirle disculpas y decirle que iba a buscar una solución, por algo que en realidad no había podido controlar. Fue muy triste”, aseguró.

Un par de días después, la familia le entregó un pasaje de regreso a Argentina, mientras Leonela permanecía con su pie quebrado, en el tercer piso de la casa. “Nunca se ofrecieron a llevarme nada en ese entonces. Incluso al aeropuerto me llevo la host mum de una amiga Filipina que había conocido allá”, recordó.

Por lo tanto, la docente pergaminense subrayó que “volví al país rota de hueso y de alma porque se cayó mi sueño. El plan del año se volvió un mes y medio”.

Si bien tuvo la posibilidad de volver como “Au Pair”, en ese entonces priorizó su recuperación, debido a que ni siquiera podía caminar. Igualmente, hizo hincapié en que “creo que tuve mi experiencia y aprendí un montón de cosas. Me sirvió mucho para decirles a otras chicas au pair que antes de elegir, se aseguren que sea una familia buena, que no las tenga como mucamas. Porque la idea es ir como parte de la familia”.

Hoy, con 31 años y una vida establecida en Pergamino, la docente recuerda la experiencia con buenos ojos ya que sostiene que “me quedan las personas hermosas que conocí, el sentimiento de libertad, todos los paisajes que viví y esas ganas enormes de querer volver.

“Hay un mundo gigante esperándome y esperándonos a todos los que queramos conocer algo diferente. Hay mucho para ver, aprender y vivir. Más allá de todo, me lleve una buena experiencia”, concluyó Leonela Moschetti a PRIMERA PLANA.

 

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