En un día cargado de emoción, Angélica Chavero celebró sus 100 años rodeada de afecto, amistad y la calidez de un lugar que siente como su segunda casa: Davreux, al que asiste desde hace medio siglo.
Dueña de una vitalidad admirable, Angélica acaba de alcanzar un siglo de vida y lo festejó en el espacio donde, según sus propias palabras, encuentra “felicidad”. Hace 50 años que forma parte del Davreux, donde realizó actividades físicas, compartió rutinas y construyó un vínculo inquebrantable con sus compañeras y amigas. “Yo nunca dejé de hacer gimnasia, no podía dejarlo porque me gustaba mucho. Y acá, además de moverse, uno hace amigos. Todos son amigos”, cuenta con una sonrisa que resume décadas de constancia y entusiasmo.
La homenajeada, que hasta hace poco participaba en actividades acuáticas, hoy se dedica a la gimnasia. Dos veces por semana, dedica una hora de su tiempo al club, manteniendo una disciplina que considera fundamental para su bienestar. “Lo que pasa es que yo nunca dejé de hacer gimnasia, entonces no podía dejar”, repite como un mantra que explica parte de su secreto para llegar a los 100 años en tan buen estado.
La celebración tuvo un condimento especial: compartir este momento en el mismo espacio donde tantas veces entrenó y compartió charlas. “Me siento feliz. No me sale otra palabra que no sea felicidad”, expresó al ser consultada por EL TIEMPO sobre lo que significaba soplar las velitas rodeada de sus amigas.
Angélica no solo tiene una historia de compromiso con el deporte y la vida sana, también formó una familia numerosa que hoy la acompaña en este gran festejo. Tiene dos hijos, Mirta y Roberto, y nada menos que ocho nietos, muchos de los cuales siguen sus pasos en la práctica deportiva. “Todos los chicos hacen actividad física, juegan al básquet, hacen gimnasia, de todo. Y también estudian”, señala orgullosa.
Al ser consultada sobre qué mensaje dejaría a los más jóvenes, Angélica lo resume en un consejo claro: mantenerse activos y rodearse de buenas amistades. Ella es prueba viviente de que el movimiento y los vínculos sociales son pilares de una vida larga y plena.
El festejo incluyó la tradicional torta, muchas risas y aplausos. Angélica Chavero celebró su siglo de vida como lo soñaba: en el lugar que eligió durante 50 años, rodeada de amigas y de una familia que la admira y acompaña.
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