En el Centro de Atención Primaria de Salud (CAPS) del barrio Güemes, la atención médica se brinda desde una ventana. Afuera, bajo la lluvia y el frío, los vecinos hacen fila en la vereda. La escena, que se repite en otros barrios, expone el deterioro profundo de las salitas barriales, marcadas por la inseguridad, el vaciamiento institucional y la precarización laboral.
“Ya no da para más. Esto es tremendo lo que está pasando en la salita de nuestro barrio Güemes, que seguramente se replica en otras. Nos atienden desde la ventana, con lluvia, con frío, con maltrato. No estamos dispuestos a seguir dejando que nos maltraten”, expresó Yanina Durán en un video difundido por redes sociales. Su testimonio refleja el hartazgo de una comunidad que exige condiciones dignas en espacios que deberían ser de cuidado.
Según pudo saber Primera Plana, en varios CAPS se han reducido los horarios de atención, lo que implica una disminución encubierta de la jornada laboral de enfermeros y médicos. “Es una forma solapada de despido”, advierten trabajadores del sector. Además, en algunas salas, los enfermeros no solo deben cubrir múltiples roles vinculados a la medicina, sino que también se encargan de la limpieza del lugar, realizando tareas insalubres que no les corresponden.
La atención a través de una ventana se convierte así en símbolo de un sistema que se achica, que se encierra, que deja afuera a quienes más lo necesitan. Los vecinos lo tienen claro: “La salita es pública, se mantiene con los impuestos de nuestros vecinos. Exigimos una mejor atención”.
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