La Municipalidad de Pergamino, gracias a la autorización del bloque de concejales del intendente Javier Martínez, tomó una decisión que pone en riesgo la salud y el medio ambiente de la ciudad: recibir basura de otras localidades a cambio de 25 mil pesos por tonelada. Esta medida, aprobada sin un debate público ni un análisis exhaustivo de sus consecuencias, es un ejemplo claro de la falta de visión y responsabilidad de los ediles oficialistas.
La falta de claridad sobre el tipo de residuos que se recibirán y la ausencia de un plan de control ambiental efectivo son un cóctel explosivo para la salud pública y el medio ambiente. ¿Qué garantías tiene la comunidad pergaminense que no se recibirán residuos tóxicos o peligrosos? ¿Quién se hará responsable de los daños que puedan causar?
La decisión de recibir basura de otras localidades es un negocio sucio que beneficia a los municipios vecinos a costa de la salud y el bienestar de los pergaminenses. Es un ejemplo de la falta de solidaridad y responsabilidad de los gobernantes, que priorizan una mísera recaudación sobre la vida de las personas.
La Municipalidad debe dar marcha atrás con esta medida y priorizar la salud y el medio ambiente de la ciudad. No se puede permitir que Pergamino se convierta en el basurero de la región. Es hora de que los gobernantes y sus concejales afines asuman su responsabilidad y trabajen por el bien de la ciudad, no por un beneficio económico insignificante.
La comunidad debe unirse y exigir al intendente municipal que revierta esta decisión y priorice la salud y el medio ambiente, aunque parece una batalla perdida con la pobre y lamentable realidad que ofrece la planta depuradora de líquidos cloacales y la falta de control en fumigaciones.
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