La apertura del local de Simplicity en Pergamino no es un dato menor si se tiene en cuenta que el edificio que ocupará en Avenida de Mayo 220 era de referencia en la historia de la ciudad. El inmueble fue remodelado en pos de ganar transparencia y facilitar la exhibición comercial de la tienda multimarca que ofrecerá productos de perfumería, regalería, cosmetología, kiosco y venta de alimentos balanceados. Pero la intervención de ese local se desarrolló de manera brutal, sin el más mínimo respeto por la identidad que calificaba al edificio de Avenida de Mayo al 200, como una propiedad de referencia del patrimonio pergaminense. No sólo como un edificio aislado sino como parte de una cuadra que aún refleja al Pergamino histórico, conservando la altura original de la época.
La refacción de la propiedad que ocupará Simplicity arrasó con los dinteles originales, unificó vanos de abertura e incorporó perfilería metálica causando la supresión de la identidad histórica y del valor patrimonial. El agravante de la situación, que hace de este nuevo capítulo de Simplicity una historia más extensa, es que el propietario del local es el concejal Carlos Elizalde, quien precisamente preside la comisión de Cultura y Educación del Honorable Concejo Deliberante y como tal integra la Comisión de Patrimonio Histórico, la cual tiene como objetivo primordial la conservación de todo el patrimonio, incluido el arquitectónico, tangible e intangible de nuestra ciudad.
No obstante, no se puede correr la lupa del rol del Municipio. Porque las intervenciones del edificio contó con las aprobaciones municipales, lo que denota la llegada que aún conserva el concejal Elizalde de su paso por la Secretaría de Obras Públicas.
Hay algo más. Los propietarios del edificio presentaron un expediente ante la Municipalidad de Pergamino, solicitando que se lo exima del pago de derechos de construcción, argumentando que el inmueble de Avenida de Mayo 220 ostenta una protección patrimonial, la que evidentemente no fue tenida en cuenta a la hora de intervenir de manera feroz su fachada.
En la Consulta de Uso (que no significa la habilitación final), el Municipio había establecido que se debía cumplimentar la Ordenanza Nº 8497/16 que incluye los edificios y forestación de jacarandas del sector, en el listado de Bienes de Valor Patrimonial declarados en la Ordenanza Nº 8261/15, con el objetivo de su protección y puesta en valor. No sucedió, se priorizó el acuerdo entre los privados que establecía que la firma FARMCITY S.A podía efectuar obras dentro y en el frente del Inmueble, con el objeto de adecuarlo a la actividad comercial.
Otro duro dato de la realidad expone al concejal Carlos Elizalde. En plena sesión del Concejo Deliberante, cuando se trató el desembarcó de Farmacity en la Provincia de Buenos Aires, aseguró: “No quiero que venga Farmacity, pero no fui solamente yo señor presidente -haciendo referencia a Eddo Pascot, titular del cuerpo-, todos los concejales les dijimos que no”.
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