El deporte infantil vuelve a ser rehén de la política. La Liga de Fútbol decidió suspender la fecha programada para este fin de semana, atendiendo el pedido de la Municipalidad que pretende nutrir de público -y de niños- la presentación de la nueva pista de atletismo de la Villa Deportiva del Parque Municipal “General José de San Martín”. Otra decisión que desnuda la subordinación de las instituciones a los intereses del poder político, a un par de semanas de las elecciones.
Lo que debería ser una celebración del deporte se convierte así en un evento con claro tinte proselitista.
El Gobierno Municipal no se conforma con inaugurar una obra pública, sino que necesita llevar la mayor cantidad de público posible, garantizar aplausos y construir la escenografía perfecta de cara a una campaña de mucha inversión de recursos financieros. Y para eso no duda en recurrir a las instituciones, en este caso deportiva, pero lo más preocupante es que busca utilizar a los propios chicos.
Claro. La culpa no es absoluta del cochinillo sino de quien le suministra el alimento. Porque la Liga de Fútbol, en lugar de defender la autonomía de su calendario y el derecho de los niños a jugar, se doblega ante el poder de turno.
La suspensión de la fecha, que también alcanza al fútbol femenino, no solo altera la normalidad de la competencia, sino que transmite un mensaje equivocado: los intereses partidarios pueden estar por encima de los compromisos deportivos, educativos y sociales que las instituciones deberían priorizar.
El Municipio, en lugar de fomentar el deporte en su verdadera esencia -la práctica libre, la competencia sana, el encuentro entre pares- lo transforma en un recurso electoral.
La participación de los clubes en la presentación de la pista de atletismo, en los términos exigidos por el Municipio, no responde a un espíritu de integración deportiva, sino a la necesidad de mostrar una foto multitudinaria que beneficie al oficialismo en plena campaña.
Los niños, que deberían ser protagonistas del deporte, terminan convertidos en extras de un montaje político. Los clubes, que deberían ser espacios de contención y formación, quedan atrapados en una red de condicionamientos que los obliga a alinearse con las demandas del poder de turno. Y la Liga, que debería velar por los intereses de los clubes, aparece como una mediocre pieza en este engranaje proselitista.
La obra de la pista de atletismo es valiosa, aunque pierde legitimidad cuando se organiza un acto inaugural con esta lógica.
El oficialismo no debería utilizar el deporte infantil para validar su gestión. Si la obra es importante, será reconocida en el tiempo. Si responde a una necesidad real, los propios atletas y vecinos la defenderán y cuidarán. Pero cuando se la utiliza como herramienta electoral, lo que queda en evidencia no es el valor de la superestructura, sino la debilidad de quienes recurren a estas maniobras para sostener su poder.
La ciudad necesita instituciones fuertes, autónomas y comprometidas con los pergaminenses, no con los caprichos del calendario electoral. La suspensión de la fecha de fútbol infantil para engrosar la presentación de la nueva pista de atletismo es un síntoma claro de cómo la política se inmiscuye donde no debería, subordinando lo social a lo partidario. Y es también una advertencia: si se permite que el deporte infantil se use con fines electorales, ¿qué quedará libre de la manipulación política?
*El autor es periodista
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