Falta de conducción, amenazas de corrimientos en los cargos, negligencia en el trato con menores, y una tensión que parece no tener fin es el relato de padres y empleados municipales. Las nuevas denuncias sobre el funcionamiento del Centro de Desarrollo José Hernández tomaron estado público en los últimos días. Las mismas son parte de un relato que parece no tener fin desde que cambió la dirección de la dependencia municipal en marzo pasado.
Desde publicaciones anónimas en redes sociales hasta mensajes a Primera Plana con el pedido de no revelar los nombres, son los intentos de familias para recuperar un espacio que sentían como propio. Señalan a la directora Sabrina Boldrini y a su superior, la subsecretaria de Educación y ahora candidata a concejal, Luciana Sánchez como las responsables.
“Esto no da para más. El jueves mande a los chicos al centrito para ir a un paseo. Me lo trajeron lastimado. Fue el SAME y la directora siempre dice que no pasa nada, no le da importancia a nada. Para ella somos todos exagerados”, describió una madre que prefirió no revelar su identidad y agregó que “así es todos los días, siempre algo pasa con nuestros hijos. El centrito no es más nuestro lugar. Es muy triste”.
Al ser consultados algunos empleados, para chequear los dichos de los familiares que llegaban a esta redacción, la descripción fue tajante. “Hace cuatro meses que todo está así. Al principio parecía una buena oportunidad para mejorar las cosas, pero todo fue peor. Nos encontramos una persona que no está para esto, cero empática, se contradice todo el tiempo. Muy cerrada. Todos estamos incómodos y con temor. No sabemos que nos puede pasar. Ella dice tener el poder de sacar a los que no les guste, que es la orden de arriba. Y la verdad que ya sacó a dos docentes, un personal limpieza y una asistente social. También intentó sacar a una de las cocineras y otra preceptora. Así que algo de cierto debe haber”, comentó uno de los empleados que prefirió preservar su nombre por temor a represarías.
Otro de los consultados contó que “una madre, vino muy enojada porque Sabrina habló con la psicóloga de la sala, con la escuela y otras dependencia porque ella sospechaba de que dos hermanitos eran abusados. Se armó un lio tremendo. Otra familia vino preocupada porque la directora sostenía que la hija tenía problemas mentales. Todo muy rara la manera de hacer las cosas. Parece apropósito”.
Semana a semana las denuncias públicas se acumulan pero pese al malestar de padres, docentes y empleados, tanto el intendente Javier Martínez, como las subsecretaria de Educación parecen indiferentes.
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