Una amiga mía, terapeuta de parejas, vino a verme después de una larga semana. Se hundió en el sillón de mi casa, cerró los ojos y dijo: “¿Sabés qué frase me gustaría poder prohibirles a las parejas? ‘Yo nunca dije eso’”.
Era una frase, que según mi amiga, escuchaba todas las semanas. Y una vez que alguien la decía, toda la sesión normalmente se convertía en una discusión sobre lo que la persona dijo o no dijo.
Esto me hizo preguntarme sobre otras frases que los terapeutas desearían que las parejas dejaran de decir durante los conflictos.
A continuación, la explicación de por qué se las debería evitar y qué decir en su lugar.
“Vos siempre…” y “Vos nunca…” Estos términos suelen ser exagerados y no reconocen ningún esfuerzo que la pareja esté tratando de hacer, asegura Kier Gaines, terapeuta autorizado que trabaja con individuos y parejas en Washington, DC.
Si la pareja se pone a la defensiva, dice: “Ya ni siquiera estás teniendo una conversación para resolver problemas. Simplemente estás entrando en modo de discusión”.
En lugar de ahondar en el pasado, uno debe esforzarse por permanecer en el presente. “Cuando se vuelve al historial de la pareja, la conversación se convierte en algo diferente”, dice Gaines. Asimismo, aconseja concentrarse en el problema que los ocupa en ese momento. (Se podría decir: ‘Me doy cuenta de que no estás ayudando a recoger el desorden de los niños; he aquí por qué me molesta’).
“Sí, pero…” Alexandra Solomon, psicóloga del Instituto de la Familia de la Universidad Northwestern y autora de “Love Every Day”, cuenta que escucha esta frase todo el tiempo. Una persona expresará su preocupación y la otra estará de acuerdo, pero luego agregará una advertencia. (“Llegaste 10 minutos tarde”, podría decir una persona. La otra podría responder: “Sí, pero llegaste tarde la semana pasada”).
“El uso de la palabra ‘pero’ implica que ‘fue un poco superficial por mi parte honrar su preocupación, pero en realidad no la entiendo ni la valido’”, resalta Solomon.
En lugar de montar una defensa, aconseja, reflejar las palabras y sentimientos de la pareja. Intentar decir algo como: “Lo que escucho de vos es...”
“Deberías parecerte más a _____”. Comparar a la pareja con otra persona “nunca es una buena estrategia”, dice Gaines.
“Lo veo mucho: ‘Bueno, Danny lleva a su esposa a una cita tres veces al mes’”, ejemplifica. “Danny es una persona diferente. Su pareja es una persona diferente. Uno solo puede ser quien es”, desarrolla.
Jugar al juego de la comparación puede provocar celos, añade Gaines, y “generar muchos problemas con la autoimagen, la confianza en uno mismo y la autoestima dentro de una relación”.
“Esto nunca fue un problema en mis otras relaciones”. Esta bomba verbal realmente destruye la confianza y la seguridad que se tiene con una pareja, señala Wonbin Jung, terapeuta de Silicon Valley que se especializa en el tratamiento de parejas LGBTQ. “El mensaje oculto que escucho como terapeuta es: ‘El problema que tenemos en esta relación se debe a vos’”, explica.
Gaines sugiere mantener a otras personas al margen y concentrarse en hablar sobre las propias necesidades. “Esto puede hacerte sentir más vulnerable, pero es mucho más productivo”, dice.
“Estás exagerando”. Ninguna persona es el actuario de las respuestas emocionales, asegura Solomon. Una persona no puede determinar qué reacciones son apropiadas, dice, añadiendo que esta frase se utiliza a menudo para eludir la responsabilidad.
En lugar de juzgar, para Solomon, se puede decir: “Está bien, te escucho. Decime más. Ayudame a entender con qué estás teniendo dificultades”.
“Cálmate.” Instar a la pareja a que se lo tome con calma casi siempre tiene el efecto contrario, dice el Dr. Jung. “Es como echar aceite al fuego. También lo es decir: ‘Estás loco’”, añade.
Si uno de los miembros de la pareja, o ambos, están agitados, el Dr. Jung suele aconsejarles que se tomen un breve descanso y se calmen.
O sino recomienda preguntarle a la pareja: “¿Qué necesitás ahora?”. (Tal vez sea para que lo ayuden, lo escuchen o lo abracen).
“No es para tanto”. Cuando se hace alusión a que una de las preocupaciones de la pareja no es seria, es denigrante e inexacto, cuenta Gaines. “No se puede medir lo que alguien siente por algo. No se tiene un marco de referencia. No se puedes decir eso”, añade.
En cambio, Gaines sugiere, reconocer respetuosamente que ambos tienen perspectivas diferentes. Luego, se le puede pedir a la pareja que ayude a comprender por qué un tema es importante para uno y ofrecerle todo el apoyo que se pueda.
Gaines me reveló que su esposa, Noémie, es ordenada y organizada, mientras que él no. Una vez, cuenta, dejó un plato de avena en su cocina recién limpia; ella en broma lo acusó de “intentar destruirla”.
Mi esposo y yo tenemos una dinámica similar. Después de escuchar la frase de Noémie, la usé con mi marido cuando dejó una pila de su equipo de ciclismo en el piso.
“Siempre me hacés reír”, dijo él. (Ese es el buen tipo de “vos siempre”).
Por Jancee Dunn.
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