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Axel Kicillof: “La macro de Milei le viene bárbaro a J.P. Morgan”

Kicillof se pone la campaña al hombro: cuestiona el acuerdo con EE.UU., el nuevo endeudamiento y la economía de “mesa de dinero”.

Axel Kicillof decidió ponerse la campaña al hombro. A  días de las elecciones legislativas nacionales, el gobernador bonaerense abandonó el tono institucional y se lanzó de lleno a la arena política con un mensaje que busca polarizar: el contraste entre un modelo financiero —el de Javier Milei y Luis Caputo— y uno productivo, el que reivindica desde la gestión provincial. En entrevista con Mauro Federico en Wake Up por Delta 90.3, Kicillof consolidó un perfil de oposición económica y política que lo coloca como la principal figura del arco opositor.

El textual sintetiza su estrategia comunicacional: ligar la política económica del Gobierno a los intereses del capital financiero internacional en un momento en que la Casa Rosada busca mostrarse alineada con la Casa Blanca. Kicillof intenta recuperar para el peronismo la bandera de la soberanía económica, reposicionando su figura como antítesis del binomio Milei-Caputo.

Un gobernador en clave nacional

Aunque su nombre no figura en las boletas del domingo, Kicillof juega a fondo. Su imagen —más estable y con mejor evaluación que la del oficialismo nacional— se convirtió en el activo central de la campaña peronista. En actos, recorridas y en la nota con Delta 90.3, combinó la crítica económica con la enumeración de logros: caminos, rutas, viviendas, saneamiento, defensas hidráulicas.

Citó ejemplos concretos: Luján y La Plata, donde las obras provinciales evitaron nuevas inundaciones, y Bahía Blanca, donde reclama que la Nación retome los proyectos hídricos postergados. “La obra pública no es gasto, es inversión que salva vidas”, insistió.

El contraste es deliberado. Mientras Milei exhibe superávits y festeja la confianza de los mercados, Kicillof sostiene que “el equilibrio fiscal no sirve si la gente no puede comer”. Su discurso busca instalar que el ajuste no es un plan económico sino una demolición del Estado.

 

“Nos tiene hace dos años cruzando el desierto”

La frase, mitad denuncia y mitad sarcasmo, con referencia al mesianismo de Milei, quien se compara con Moisés (y su cruce del desierto que duró 40 años), resume su mirada sobre una economía que, según dijo, “está seca, sin crédito, sin consumo y sin esperanza”. El gobernador intenta quebrar el relato libertario de la austeridad como virtud: para él, el sacrificio no redime, solo empobrece. “La industria está parada, y en la provincia hay desesperación por lo que va a pasar este verano”, advirtió.

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