La piel arrugada, las cicatrices, los kilos de más o de menos... A medida que el cuerpo cambia, también puede cambiar la relación con la sexualidad. No es raro que muchas personas adultas, especialmente después de los 60, se sientan menos seguras de sí mismas y pierdan el deseo de intimidad. Pero eso no tiene por qué ser el final de la historia.
“Hay que adoptar una visión realista”, propone la periodista alemana Andrea Micus, autora del libro Sexo después de los 60. “Si te sentís bien con vos mismo, vas a tener más confianza en el sexo”.
El consejo es claro: cuidar el cuerpo —desde hacer algo de ejercicio hasta arreglarse simplemente porque sí— puede mejorar la autopercepción. Y eso repercute directamente en la conexión con la pareja.
Micus también destaca que los ideales de belleza promovidos por los medios solo agravan la inseguridad. “Joven, delgado y terso”, dice, es una imagen irreal que muchas veces frustra más que inspira.
Uno de los principales cambios en la sexualidad con el paso de los años son los condicionamientos físicos. Según datos del Grupo Hospitalario Municipal de Múnich, en Alemania, uno de cada tres hombres mayores de 60 años tiene dificultades para mantener una erección de manera constante. En las mujeres, los niveles de estrógeno disminuyen y esto provoca sequedad vaginal o molestias durante el coito.
Pero hay soluciones. Los inhibidores de la PDE5, como el sildenafil, pueden tratar la disfunción eréctil. En el caso de las mujeres, existen lubricantes y tratamientos hormonales indicados por el médico.
Aun así, muchas limitaciones físicas —como operaciones recientes o dolores crónicos— no se solucionan con medicación. La clave está en aceptar los cambios y adaptar la intimidad a esta nueva etapa. “Hay muchísimas variantes”, afirma Micus. “Besarse, tocarse, acurrucarse, masajearse. Reencontrarse con el propio cuerpo y con el del otro”.
Después de décadas de convivencia, el deseo puede apagarse. Las rutinas, el trabajo, los nietos o los años de crianza suelen dejar poco espacio para la intimidad.
“Después de 40 o 50 años de matrimonio, puede que tu pareja ya no despierte tus deseos carnales”, explica Micus.
“Las personas mayores suelen tener la ventaja del tiempo”, recuerda Micus. Sin la presión laboral ni las obligaciones del día a día, el placer puede reencontrarse con el deseo.
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