Hay muchas razones por las cuales algunas parejas pueden perder el deseo sexual y, entre las causas más comunes, están la rutina y la monotonía en la relación. Cuando todo se vuelve conocido, previsible y normal, una de las primeras cosas en desaparecer es el deseo sexual.
Otras de las cosas que influye muy negativamente son el estrés y las preocupaciones cotidianas. Es normal que, si nuestra mente está abrumada por las preocupaciones del tipo que sean, sea difícil relajarse y conectarse de manera íntima y tranquila con nuestra pareja.
También pueden surgir problemas de comunicación, cambios en la dinámica de la relación, problemas de salud física o mental e, incluso, que los cambios en nuestro cuerpo o en el de nuestra pareja hagan que se reduzca nuestra autoestima. Todos estos problemas inciden directamente en nuestra capacidad, y en nuestras ganas, de tener sexo.
A veces parece que estamos viviendo una “recesión sexual”. Muy a menudo surgen estudios en los que se afirma que cada vez tenemos menos relaciones sexuales, en uno de los últimos realizado en el Reino Unido, se muestra que los jóvenes son especialmente propensos a tener pocas relaciones sexuales o, como mínimo, menos de las que se tenían en el pasado.
Las razones tienen que ver varios motivos, pero muchas veces nos preguntamos: “¿Es posible remontar esta situación? Según Nan Wise, neurocientífica cognitiva y autora del libro Por qué el buen sexo es importante: Comprender la neurociencia del placer para potenciar la inteligencia, la felicidad y el sentido vital”, sí, lo es.
De hecho, Wise, quien además es psicoterapeuta y terapeuta sexual, explicó en un artículo publicado en la revista Psychology Today de los Estados Unidos, las cinco claves para mejorar nuestra vida sexual.
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