El nombre de Ignacio Andrés Ibáñez, de 22 años y domiciliado en Junín, vuelve a aparecer en una causa judicial. Pero en este caso en el Departamento Judicial Pergamino y en carácter de imputado.
El jueves pasado, el automóvil Volkswagen Gol Trend que conducía colisionó contra una motocicleta Mondial 70 centímetros cúbicos, en la intersección de Urquiza y Emilio R. Coni.
En el vehículo de menor porte viajaban Romina Aranda, de 38 años y su hija de 17. La mujer, que ese mismo día cumplía años, permanece internada en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Interzonal General de Agudos “San José” con riesgo de vida. En tanto, su hija sufrió fractura de tobillo y múltiples lesiones.
La Unidad Funcional de Instrucción y Juicio N° 1, a cargo de Fernando Pertierra, investiga las circunstancias del siniestro, ante la sospecha de que Ibáñez conducía a velocidad excesiva e imprudente.
Pero lo que vuelve aún más oscuro el cuadro es el historial de incidentes viales del juninense. Este es el tercer accidente en apenas cuatro años en el que figura como protagonista.
En octubre de 2021, cuando había cumplido 18 años hacía cerca de un mes y en pleno centro de Junín, sobre calle Arias, perdió el control de su vehículo y terminó en un choque de gran espectacularidad, a pocas cuadras de la Municipalidad.
El 11 de junio del año siguiente, junto a otro joven de 18 años, impactó contra el auto de una mujer de 60, en la esquina de Garibaldi y Avenida Circunvalación, también en Junín. Ambos rodados terminaron volcados.
Ahora, en Pergamino, dejó a Romina Aranda en estado crítico y reabrió el debate sobre su conducta al volante.
Más allá de las consecuencias, lo que despierta alarma social es el entorno institucional de Ibáñez. No solo es hijo del director de Seguridad Vial de la Municipalidad de Junín, sino que además trabajaría en la Cámara de Control y Administración de Infracciones de Tránsito de la República Argentina (CECAITRA), organismo encargado de la gestión de multas y controles viales en todo el país.
Para los familiares de la víctima y gran parte de la comunidad, la coincidencia entre su función laboral, su apellido y la falta de sanciones ejemplificadoras podría alimentar la sospecha de impunidad.
Romina Aranda sigue en estado crítico, aunque estable y los médicos informan diariamente a los familiares sobre su evolución. Cada parte que confirma que no hubo complicaciones es recibido como un alivio en medio de la angustia.
Ella es docente de artística, trabaja en escuelas primarias y en centros educativos complementarios de la ciudad y de distintas localidades del Partido.
Tras el accidente, la solidaridad se multiplicó. En redes sociales y grupos de Whatsapp circularon cadenas de oración y mensajes de apoyo, especialmente entre los miembros de la congregación Iglesia Oramos Por Vos, ubicada en calle Doctor Alem 880, de la que forma parte.
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