Las Golondrinas es un paraje ubicado en la provincia de Chubut, a 5 kilómetros del casco urbano de Lago Puelo. Cuenta con alrededor de 800 habitantes y es una de las zonas más castigadas por los graves incendios que afectaron a toda la comarca la semana pasada.
Hace 7 años, el pergaminense Tomás Spiatta y su esposa, Silvia María Rosa Epele, decidieron instalarse en el lugar, donde levantaron su vivienda.
Días pasados, el fuego les llevó todo lo que tenían y los obligó a empezar desde cero. Y mientras toda la región intenta volver a la normalidad, Tomás agradeció “particularmente a Pergamino, Esquel, La Rioja, Catamarca y toda la Argentina y países extranjeros por las muestras de solidaridad y la ayuda que les hicieron llegar a los habitantes de la zona”.
El pergaminense relató el drama que vivieron cuando se produjo el fuego: “Ese día, por suerte, no estábamos en casa”, recordó. “Y al volver la ruta estaba cortada: Había un incendio muy grande en Golondrinas y cuando vimos una columna de humo que venía desde nuestra casa salimos hacia allá con el auto pero cuando llegamos era demasiado tarde”, señaló.
Tomás Spiatta indicó que “queríamos llegar a casa para poder sacar algunas cosas que considerábamos importantes; teníamos una camioneta allá y la idea era cargarla con todo lo que pudiéramos pero cuando llegamos al camino vecinal y empezamos a bajar hacia nuestra casa vimos una llamarada y supimos que era tarde.
“Todo fue muy rápido, ese día había mucho viento y hacía meses que no llovía. La verdad es que más que un incendio parecía una explosión por la rapidez con la que se propagaba el fuego”, subrayó.
También ofreció detalles de cómo fue que tanto él como algunos de sus familiares, que también viven en la zona, pudieron escapar de las llamas. “Dejé el auto en el camino, fuimos a buscar a unos vecinos y cuando regresamos al lugar donde estaba estacionado el vehículo el fuego había avanzado muchísimo y ya estaba cubriendo el camino así que salimos con las llamas atrás y vimos entonces a nuestras sobrinas, que iban corriendo junto a su madre por el camino con el incendio a los costados, nos detuvimos, como pudimos las subimos al auto y salimos atravesando un túnel de fuego.
“Una vez en la ruta -relató- tuvimos que seguir corriendo porque el fuego nos venía siguiendo a mucha velocidad hasta que terminamos en Epuyén, un pueblo que queda a 30 kilómetros de casa, pero de no haber llovido el incendio hubiera llegado también hasta allí porque se quemaron 2000 hectáreas y se llevó 700 casas en muy poco tiempo. En algún momento pensamos que podía haber cierta esperanza de que algunas casas se hubieran salvado del fuego, pero más tarde supimos que no, que tanto nuestra casa como las de nuestros familiares se habían quemado”.
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Por último, Tomás Spiatta precisó la situación que se vive el día después del incendio y la vuelta a casa, que muchos pergaminenses asocian con lo que vivieron después de las inundaciones que sufrió la ciudad. “Luego de la lluvia pudimos volver y a la mañana siguiente empezamos a acomodar las cosas y a empezar otra vez. Lo bueno de todo esto es que a menos de 5 horas de ocurrida la catástrofe nos empezaron a llegar noticias de gente que nos mandaba dinero, ropa, comida y el despliegue de la gente es impresionante.
“Al día de hoy no dejan de llegar donaciones: Alimentos, ropa, agua, calzado, la verdad es que estamos infinitamente agradecidos”, resaltó el de Pergamino.
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