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El pueblo quiere saber de qué se trata

Enrique Illia Por Enrique Illia | 28 de Octubre de 2024

Nada es casual, cuando aparecen salvadores con argumentos apocalípticos, todo lo anterior es un desastre, ahora se van a producir cambios épicos que nadie se animó a realizar, con un discurso de odio, cabe dudar.

Las estructuras políticas, las Universidades, los gremios, las cámaras empresarias, los actores sociales tendrían que analizar cuan mal se estaba antes, si eran todos los sectores los que no crecían, con que indicadores se mide la producción el crecimiento, la distribución, antes durante y después, tiene que existir una misma vara para todos.

Es para discernir los beneficios y perjuicios de las políticas económicas y sociales, no para tomar parte, lo que es malo para el conjunto es malo lo haga quién lo haga.

Si se toma los países de la U.E. EEUU, Canadá y otras democracias no está demostrado que no tengan déficit, o que no tengan moneda, o que no manejen la tasa de interés, la diferencia central está en que son economía que tienen desarrollo, producción, crecimiento, con un estado fuerte, un mercado regulado y una tributación que se redistribuye, todos tributan y todos acceden a sus beneficios.

Vale una aclaración para no confundir, los que defendemos las instituciones, la democracia, la integración social, el crecimiento y la distribución, estamos en contra de cualquier tipo de corrupción, en contra de la mala gestión y administración de recursos públicos, acá no hay derecha izquierda o centro.

Ahora querer aplicar políticas que no se han aplicado en ningún lugar resulta por lo menos sospechoso.

Plantear destruir el Estado, solo puede tener un objetivo: favorecer a aquellos que no quieren ser controlados, ni regulados, tampoco quieren contribuir con el crecimiento y el desarrollo del conjunto.

Los sectores y las organizaciones de la sociedad actúan a la defensiva, en parte actúan como si fueran culpables, con cierto complejo de inferioridad.

El objetivo de la política debe ser el desarrollo del conjunto, promoviendo crecimiento, producción y trabajo genuino, con un estado que impulse acuerdos y equilibrios.

Como nada de eso se está produciendo, corresponde revisar que se está haciendo, si las políticas vigentes respetan la Constitución, las leyes, los derechos y los deberes de ciudadanos, empresas, actores económicos, en poco tiempo se han producido ganancias extraordinarias en pocos sectores y transferencia a los sectores concentrados, sin que las organizaciones políticas, las universidades, los gremios, la cámaras empresarias se expresen, sobre si está es la política que va hacer crecer al conjunto o si este discurso de agresión sólo tapa el saqueo que están realizando.

¿Existe la Justicia, la ley, es licito está forma de gobernar?

¿Las personas que están en la ejecución de esta administración y estas políticas, actúan en beneficio del conjunto? ¿tienen la idoneidad y méritos suficientes, cumplen con las leyes, se cumple con la división de poderes, están sometidos a los controles constitucionales, rinden cuentas?

Como en la Revolución de Mayo, “el pueblo quiere saber de qué se trata”.

 

* El autor es dirigente radical

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