Cuando tienes una pelea o una discusión fuerte con tu pareja, no puede faltar el sexo de reconciliación y suele ser muy efectivo para dar “fin” con el problema o por lo menos para terminar con la discusión… por ahora.
Aunque el sexo después de una pelea es muy reconfortante y la mayoría de las veces logra pasar del infierno de las peleas al dulce cielo del amor, no todo es color de rosa como siempre lo hemos creído, pues esta actividad puede dañar más de lo que crees.
Para saber si el sexo de reconciliación te beneficia o te perjudica, primero debes identificar las dos clases de éste en tu relación. La primera suele ser la más sana y efectiva, ya que es cuando después de tener una pelear con tu pareja, hablan y llegan hasta el final del problema con una respectiva solución satisfactoria para ambos.
Después de arreglar la situación y sentirse en paz con el acuerdo, llegan a la parte del sexo para sellar la reconciliación que se convierte en algo maravilloso y fuerte que termina reforzando su unión.
La segunda es aquella que en las discusiones no se pone un punto final en su totalidad, pero ambas partes se dejan llevar por el deseo provocando que no cierren su discusión.
Ambas formas de tener sexo para reconciliarse puede resultar muy placentera, pero la segunda va a ocasionar problemas a corto, mediano y largo plazo en su relación.
Todas las parejas han sido víctimas de las peleas y de las discusiones, y saben que éstas levantan los ánimos y alteran las emociones que explotan en todo el cuerpo.
Durante las peleas es normal que sientas que te alejas un poco más de tu pareja, lo que provoca soledad y angustia, que buscan compensar saciando la necesidad de tener relaciones sexuales para dar fin al enojo.
El sexo es tomado como la re afirmación de que realmente no quieren dejar de lado los sentimientos positivos que les queda del otro, en el momento en que la pelea se puede volver más fuerte que ustedes.
En este momento el cerebro activa un mecanismo de compensación hacia ti mismo y hacia tu pareja, lo que provoca aplacar toda la tormenta de la discusión, llenando su mente de químicos como la serotonina o la endorfina que se liberan durante el sexo, justo a tiempo para apagar las llamas del problema.
Después, tras la unión física, si lamentablemente no se solucionó antes el conflicto por el que peleaban, puede traer grandes problemas a futuro. Es probable que sus cuerpos se sientan liberados y satisfechos gracias al placer liberado de su cerebro, pero esos pequeños temas que se quedan sin solución se clavarán en su mente y ahí seguirán hasta que decidan salir a flote para volver a generar otra pelea.
Evitar las peleas es una señal de disgusto ante éstas, sin tomar en cuenta que las peleas son elementos necesarios para mantener la fuerza de su relación. Aunque, más que necesarios, son inevitables para que no acumulen problemas que pueden tener solución en su respectivo momento, sin la necesidad de que resurjan.
Lleguen a la cama con la mente limpia y sin peso en su espalda que les impedirá disfrutar de la pasión y de una buena reconciliación.
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