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Estar acompañado protege tu mente, según la ciencia

No es solo una cuestión emocional: el cerebro también necesita vínculos.

Una investigación publicada en Nature Aging confirma que la soledad sostenida puede acelerar el deterioro cognitivo, mientras que el contacto frecuente con otras personas actúa como un factor protector.

El hallazgo refuerza la idea de que el bienestar mental no depende solo de estímulos intelectuales, sino también de la calidad de nuestras relaciones.

El cerebro también necesita compañía

Según los expertos, las interacciones sociales frecuentes estimulan distintas áreas del cerebro relacionadas con la memoria, el lenguaje y la toma de decisiones. La conversación, la empatía y el intercambio emocional son formas de “ejercicio mental” que mantienen activas las redes neuronales.

La compañía, las charlas y el contacto social estimulan el cerebro y previenen el deterioro cognitivo. (Foto: Adobe Stock).

El estudio de Nature Aging mostró que las personas que viven solas o se sienten aisladas tienen mayor riesgo de experimentar:

  • Pérdida de memoria a corto y largo plazo.
  • Disminución de la capacidad de concentración.
  • Mayor riesgo de padecer demencia en etapas avanzadas.

En cambio, quienes mantienen una red de vínculos estable, familiares, amigos, vecinos o grupos sociales, presentan una mejor salud cognitiva y emocional.

Conectarse es prevenir

La buena noticia es que nunca es tarde para fortalecer los lazos sociales. El estudio destaca que incluso en personas mayores, el hecho de incorporarse a nuevas actividades grupales, hacer videollamadas con frecuencia o mantener conversaciones significativas mejora el estado cognitivo general.

El cerebro responde positivamente a:

  • Reuniones sociales regulares.
  • Participación en actividades comunitarias o voluntariado.
  • Juegos o actividades compartidas (ajedrez, cartas, caminatas).
  • Contacto físico, como abrazos o tomarse de la mano.

Todo esto genera estímulos emocionales y sensoriales que protegen la mente, disminuyen el estrés y promueven la liberación de oxitocina, conocida como la hormona del vínculo.

La prevención también es afectiva

La ciencia es clara: cuidar los vínculos es una forma de cuidar la salud cerebral. Aunque el envejecimiento es un proceso natural, el entorno social puede influir directamente en cómo lo atravesamos. Mantenerse activo emocional y socialmente ayuda a conservar la autonomía, la autoestima y la capacidad de adaptación.

No se trata de cantidad de amigos, sino de calidad de los vínculos. A veces, una charla profunda, una visita breve o un mensaje sincero son suficientes para sostener la conexión. Estar con otros no solo nos hace sentir mejor: también mantiene nuestro cerebro más joven.

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