¿Quién no ha estado alguna vez en pareja con unapersona manipuladora e inmerso en una relación tóxica? Es más común de lo que creemos. Un manipulador/a puede causar que tu autoestima baje, hacer que te sientas desacreditado o generarte una sensación de que no servís para nada.
“En principio, el hábil manipulador ofrece lo que supone habrá de ser algo que su víctima añora poseer. Claro, solo se tratará de una carnada”, explica Daniel Alejandro Fernández (M.N. 41.671), licenciado en Psicología con orientación psicoanalítica. “Luego, paulatinamente, dicha carnada se alejará más y más hasta casi desvanecerse, y la contrapropuesta del manipulador será que para que su víctima consiga aquello antes deberá seguir ciertas pautas. ¿Qué pautas? Solo las que satisfarán únicamente a quien manipula. De este modo, el dominio sobre el otro se llevará a cabo de manera lenta, pero efectiva”, detalló el especialista.
Y añadió: “Desde luego, no todos muerden aquella carnada, sino solo aquellos ávidos por conseguirla. Y dado que la enorme mayoría de las estafas más efectivas son emocionales o apuntan al área emocional para luego extraer otros dividendos, esto nos da cuentas de presas emocionalmente frágiles. ¿Por qué? Por su historia, la cual a veces se remonta incluso hasta los primeros años de vida”.
De aquí que, para Fernández, hay que prestar suma atención a los rasgos más comunes de una persona manipuladora, que podrían resumirse en los siguientes:
Para Fernández, en general una expareja manipuladora tiene signos de personalidad narcisista e intentará como sea llegar a su meta: en este caso, hacer caer de nuevo a un ex en una relación amorosa tóxica.
“Básicamente, las personas más susceptibles de ser manipuladas padecen de baja autoestima, anhelan con desesperación la aceptación de los otros, son inseguras de sí mismas, son sumamente crédulas y se caracterizan por un mecanismo de negación muy marcado. Y tras haber podido zafar de una relación en la que se sintieron emocionalmente estafadas, habrán de sentirse aún más inseguras y tendrán una autoestima aún más dañada, por lo cual pueden volverse todavía más vulnerables y, por ende, ser nuevamente víctimas en una vieja o nueva relación similar”, explicó y aclaró que las personas narcisistas suelen manipular o volver disfrazadas tras la ruptura para atrapar de nuevo a su presa.
De acuerdo con el especialista, un manipulador/a que intenta acercarse nuevamente a su presa tras una ruptura amorosa puede hacerlo de esta manera:
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