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Las cinco señales que alertan sobre un jefe abusivo

Un entorno laboral negativo puede generar no solo estrés, sino también ansiedad, insomnio, depresión y hasta trastornos físicos. Cómo identificar a un líder tóxico, qué hacer para protegerse y qué consecuencias puede tener si no se actúa a tiempo.

No hace falta que grite. A veces, un jefe tóxico actúa desde el control, la manipulación o la indiferencia. Aunque el estilo puede variar, las consecuencias son claras: malestar psicológico, desgaste emocional y deterioro de la autoestima.

“La presencia de un jefe tóxico e inepto en el entorno laboral no solo afecta negativamente la dinámica y el rendimiento de los equipos, sino que también repercute de manera profunda en la salud mental y el bienestar general de los empleados”, explica el Dr. Cristóbal López, psiquiatra especializado en Terapia Cognitivo Conductual, formado en la Universidad de Málaga y el Hospital Carlos Haya.

Este tipo de vínculos puede derivar en enfermedades mentales serias. López detalla que “el estrés crónico, los trastornos de ansiedad, la depresión, el agotamiento profesional o burnout, y hasta el desarrollo de síntomas psicosomáticos son algunas de las consecuencias frecuentes de trabajar bajo un liderazgo destructivo”.

Rasgos comunes de un jefe tóxico

Detectarlo a tiempo es fundamental para prevenir mayores daños. Los expertos en psicología organizacional coinciden en que ciertos comportamientos son señales de alerta:

  1. Menosprecia públicamente tus ideas o propuestas.
  2. Cambia reglas o exigencias sin aviso, y luego culpa por los errores.
  3. No deja espacio para el crecimiento, ejerce microgestión constante.
  4. Se alimenta del miedo, de la reacción emocional y del control.
  5. Transmite mensajes confusos, pero exige resultados perfectos.

“Cuando un jefe no confía en vos, te va a controlar al detalle, te va a limitar en cada decisión y, lo que es peor, no te va a permitir desplegar tus habilidades ni desarrollarte profesionalmente”, indica el informe técnico de Ninety Careers, una consultora especializada en desarrollo laboral y bienestar.

El maltrato laboral puede manifestarse a través de la desvalorización sistemática. (Foto: Adobe Stock)

En muchos casos, el acoso no es frontal, sino pasivo. La manipulación silenciosa —como desacreditar sutilmente, hacer dudar, o aislar a un empleado del equipo— puede pasar desapercibida, pero deteriora la salud mental con igual intensidad que un trato abiertamente abusivo.

Las consecuencias para la salud de tener un jefe abusivo

La exposición prolongada a un jefe abusivo no solo genera malestar emocional. Según el Dr. Cristóbal López, los efectos sobre la salud mental pueden incluir:

  • Trastorno de ansiedad generalizada
  • Depresión o ideación negativa persistente
  • Trastorno de estrés postraumático en casos de maltrato sostenido
  • Síntomas psicosomáticos como gastritis, migrañas o contracturas crónicas
  • Alteraciones del sueño, insomnio o despertares frecuentes
  • Baja autoestima y pérdida de la confianza en uno mismo
  • Uso de sustancias como escape del sufrimiento diario

Además, el informe de Workplace Bullying Institute, una organización con base en EE.UU. especializada en acoso laboral, indica que más del 60% de los casos de abuso en el trabajo involucran a jefes como agresores, y que cerca del 40% de las víctimas desarrolla trastornos psicológicos vinculados al estrés.

Qué hacer si tenés un jefe abusivo

Según profesionales en salud mental laboral, algunas estrategias clave para quienes enfrentan un entorno laboral tóxico son:

  • No internalizar el maltrato: el problema es del jefe, no tuyo.
  • Establecer límites claros, con respeto pero con firmeza.
  • Buscar apoyo emocional en colegas de confianza, familia o terapia.
  • Registrar por escrito cualquier episodio grave, como prueba ante Recursos Humanos.
  • Reforzar el valor propio enfocándose en los logros y capacidades reales.
  • Evaluar otras oportunidades laborales si la situación no mejora.

“Fomentar la resiliencia y las habilidades de afrontamiento es fundamental para reducir el impacto de estos líderes nocivos”, destaca el Dr. López. También enfatiza que “las organizaciones deben reconocer y actuar frente a estas dinámicas destructivas si quieren preservar la salud de sus equipos y lograr ambientes más sanos y productivos”.

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