No hace falta que grite. A veces, un jefe tóxico actúa desde el control, la manipulación o la indiferencia. Aunque el estilo puede variar, las consecuencias son claras: malestar psicológico, desgaste emocional y deterioro de la autoestima.
“La presencia de un jefe tóxico e inepto en el entorno laboral no solo afecta negativamente la dinámica y el rendimiento de los equipos, sino que también repercute de manera profunda en la salud mental y el bienestar general de los empleados”, explica el Dr. Cristóbal López, psiquiatra especializado en Terapia Cognitivo Conductual, formado en la Universidad de Málaga y el Hospital Carlos Haya.
Este tipo de vínculos puede derivar en enfermedades mentales serias. López detalla que “el estrés crónico, los trastornos de ansiedad, la depresión, el agotamiento profesional o burnout, y hasta el desarrollo de síntomas psicosomáticos son algunas de las consecuencias frecuentes de trabajar bajo un liderazgo destructivo”.
Detectarlo a tiempo es fundamental para prevenir mayores daños. Los expertos en psicología organizacional coinciden en que ciertos comportamientos son señales de alerta:
“Cuando un jefe no confía en vos, te va a controlar al detalle, te va a limitar en cada decisión y, lo que es peor, no te va a permitir desplegar tus habilidades ni desarrollarte profesionalmente”, indica el informe técnico de Ninety Careers, una consultora especializada en desarrollo laboral y bienestar.
En muchos casos, el acoso no es frontal, sino pasivo. La manipulación silenciosa —como desacreditar sutilmente, hacer dudar, o aislar a un empleado del equipo— puede pasar desapercibida, pero deteriora la salud mental con igual intensidad que un trato abiertamente abusivo.
La exposición prolongada a un jefe abusivo no solo genera malestar emocional. Según el Dr. Cristóbal López, los efectos sobre la salud mental pueden incluir:
Además, el informe de Workplace Bullying Institute, una organización con base en EE.UU. especializada en acoso laboral, indica que más del 60% de los casos de abuso en el trabajo involucran a jefes como agresores, y que cerca del 40% de las víctimas desarrolla trastornos psicológicos vinculados al estrés.
Según profesionales en salud mental laboral, algunas estrategias clave para quienes enfrentan un entorno laboral tóxico son:
“Fomentar la resiliencia y las habilidades de afrontamiento es fundamental para reducir el impacto de estos líderes nocivos”, destaca el Dr. López. También enfatiza que “las organizaciones deben reconocer y actuar frente a estas dinámicas destructivas si quieren preservar la salud de sus equipos y lograr ambientes más sanos y productivos”.
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