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Las cosechas no serán tan buenas como se esperaba

En medio de un escenario climático desafiante, técnicos agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario advierten sobre las repercusiones devastadoras de la reciente ola de calor y las lluvias intensas en la producción de soja de primera en la región.

Según datos proporcionados por la red GEA/BCR, las precipitaciones registradas entre el 7 y el 14 de febrero casi igualaron el promedio mensual para la zona, brindando un alivio temporal pero insuficiente para revertir los daños.

A pesar de las lluvias beneficiosas, que oscilaron entre 60 y 170 mm en diferentes áreas, las estimaciones sugieren que las pérdidas en el potencial de la oleaginosa se sitúan entre el 20% y el 30%.

Esta situación se agrava en localidades como Pergamino y el sur de Rosario, donde el golpe fue más contundente. Expertos señalan que la combinación de una ola de calor prolongada, altas temperaturas y la ausencia de reservas de agua en el suelo ha provocado estragos significativos en el cultivo, afectando su desarrollo vegetativo y comprometiendo el período crítico.

El análisis post-evento revela que, en retrospectiva, estrategias más defensivas podrían haber mitigado parte del impacto, como la siembra de grupos más largos y la elección de fechas de siembra más tardías. Sin embargo, en áreas beneficiadas por lluvias previas, como Bigand, El Trébol, Bombal y San Gregorio, las pérdidas fueron menores, aunque aún notables, con una reducción promedio de 5 a 7 quintales por hectárea en comparación con un mes anterior.

A pesar del alivio momentáneo proporcionado por las lluvias recientes, los desafíos persisten. En particular, la condición de la soja de segunda ha mejorado marginalmente, con una disminución del área en estado malo y regular. Sin embargo, la incertidumbre persiste en áreas como el sur santafesino y el noreste de Buenos Aires, donde la falta de precipitaciones adecuadas ha dejado al cultivo en condiciones menos favorables.

En cuanto al maíz, si bien las lluvias oportunas han impulsado el desarrollo de los maíces tardíos en algunas regiones, en otras, como María Susana, las pérdidas siguen siendo significativas. A pesar de las condiciones variables, se espera que la cosecha comience en la primera semana de marzo, con rendimientos que oscilan desde los 70 hasta los 120 quintales por hectárea, dependiendo de la calidad del lote y la región.

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