Cada vez más voces en redes sociales y foros de salud cuestionan el uso cotidiano del protector solar. Figuras mediáticas y algunos activistas autodenominados “naturistas” promueven la idea de que los bloqueadores químicos son dañinos o innecesarios y que la exposición directa al sol sería, en cambio, una fuente natural de bienestar.
El fenómeno, impulsado por influencers y personajes públicos que promueven “volver a la luz solar”, se alimenta de un contexto global de desconfianza hacia la ciencia y los organismos reguladores. Sin embargo, los expertos coinciden: dejar de usar protector solar no es una opción segura.
La exposición solar tiene dos caras.
Cada año se diagnostican más de cinco millones de casos de cáncer de piel en Estados Unidos, según la Sociedad Americana del Cáncer. El melanoma —la forma más agresiva— representa un porcentaje menor, pero causa más de 8000 muertes anuales. En el Reino Unido, el 86% de los melanomas se atribuyen directamente a la radiación UV del sol o de fuentes artificiales, como las camas de bronceado.

El dermatólogo Alan Geller, investigador en prevención del cáncer de piel en la Escuela de Salud Pública de Harvard, lo resume con claridad:
“El protector solar y las medidas de protección solar son herramientas primarias de prevención. Evitarlas sería como dejar de usar el cinturón de seguridad porque alguien duda de su eficacia”.
Parte del movimiento antiprotector solar se apoya en estudios que detectaron niveles medibles de ingredientes químicos en el torrente sanguíneo tras su aplicación. Investigaciones de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) hallaron que componentes como avobenzona, oxibenzona y octocrileno pueden absorberse en concentraciones que ameritan más análisis de seguridad.
Sin embargo, la propia FDA aclaró que esto no significa que los protectores sean tóxicos o peligrosos, sino que requieren más estudios a largo plazo. “Los resultados no implican que deban evitarse”, señaló el organismo.

Frente a esta preocupación, algunos usuarios optan por los protectores solares minerales, formulados con óxido de zinc o dióxido de titanio, que actúan como barreras físicas. Ambos compuestos son considerados “seguros y eficaces” y no penetran la piel.
Los dermatólogos aclaran que la mayoría de los temores son desproporcionados. En los estudios de absorción, los participantes aplicaban grandes cantidades de producto —cubriendo el 75% del cuerpo, cuatro veces al día durante varios días—, condiciones que no representan el uso habitual.
Evitar por completo la exposición solar tampoco es saludable. La clave, coinciden los especialistas, está en el equilibrio.
La profesora Zakia Rahman, dermatóloga de la Universidad de Stanford, advirtió que la desinformación en redes sociales puede tener consecuencias graves:
“Las redes están llenas de mensajes simplistas. La luz solar tiene beneficios, pero no puede usarse como excusa para dejar la protección. Es como pensar que las vitaminas sustituyen una comida”.
Algunos estudios recientes sostienen que la falta total de exposición solar podría tener efectos negativos en la salud, ya que la luz natural participa en procesos biológicos esenciales. Sin embargo, eso no significa que deba buscarse el bronceado ni exponerse sin protección.
Grupos de salud pública en Australia y Europa actualizan sus guías para equilibrar riesgos y beneficios según el tipo de piel:
La recomendación general sigue siendo clara: la prevención salva vidas.
Si todavía no recibís las noticias de PRIMERA PLANA en tu celular, hacé click en el siguiente enlace https://bit.ly/3ndYMzJ y pasarás a formar parte de nuestra base de datos para estar informado con todo lo que pasa en la ciudad y la región.