Paulino Acosta, a quien todos reconocen por su “marca registrada” en peluquerías, partió un día desde nuestra ciudad hacia la Capital Federal para estudiar y crecer con talento y perseverancia. Y no solo que lo logro sino que se transformó en uno de los peluqueros más importantes del país, con numerosas franquicias en donde impera su estilo.
- ¿Qué recuerda de Pergamino?
- Nací el 4 de junio de 1948, en el Hospital “San José”. Soy hijo de Paulino Acosta y Antonia Di Bello y me crié junto a mis dos hermanas, Luisa, Carmen y mi hermano Oscar. Me criaron entre mis hermanas y mi madre Antonia, ya que mi padre falleció tres meses antes de que yo llegara a este mundo. Ella trabajaba todo lo que podía para poder mantener nuestra familia, por lo que mis hermanas tuvieron un gran rol en mi crianza.
Estudié la Primaria en la Escuela N° 41, ubicada en Santiago del Estero entre Ecuador y Bolivia, a la vuelta de mi casa. Allí estudié hasta sexto grado.
A mis 12 años mi madre me pregunta: ¿Querés seguir estudiando? Porque vas a tener que hacerlo a la noche, de día hay que trabajar para ayudar en la casa.
Fue así como comencé mi larga carrera laboral, con mi primer empleo de cadete en la confitería San Cayetano sobre Irigoyen. Repartía pan en un triciclo con canasto. A eso de los 15 años comencé a lustrar muebles en el taller Arditi. A los 16 pasé a la mueblería Burrone, en la calle Moreno.
Cuando cumplí mis 17, junto a mi compañero de trabajo Mingo Moschetti, decidimos irnos a Mar del Plata en plena temporada de verano, a trabajar en la pizzería Galingher. Al regreso de esta aventura comencé a trabajar en Noel de empleado administrativo.
Recuerdo de Pergamino ir a bailar al Club Argentino, con la orquesta de Pepe Motta y René Torre. También el paseo del domingo en la calle San Nicolás, frente al Hotel Roma. En los bailes de Argentino conocí a Amalia, con quien me casé a los 21 años y emprendí el sueño de vivir en Buenos Aires.
- ¿Cómo nace la vocación por la peluquería?
- Nació, primero, como una necesidad y luego se transformó en esa pasión por mejorar y crecer. Trabajaba en Noel aquí en Buenos Aires, cuando comencé a aprender peluquería los días sábado en la academia Ollie, Liniers. Me recibí en 1971 con 23 años. Al principio le cortaba el cabello a mi familia y compañeros de trabajo, hasta que un día, me voy a cortar el cabello a una peluquería. En medio del corte y charla surge el tema de mi nueva profesión, ahí es cuando el dueño me ofrece comenzar a trabajar en su salón por las tardes.
Luego surgió la oportunidad de trabajar en otra peluquería en Parque Patricios, donde había mucho más movimiento. No lo dude, y allí trabajé hasta 1978. Que es cuando abro mi propio salón, ubicado en Catamarca 1445, con 30 años y dos hijos.
Fue una época y una decisión muy difícil para nosotros. Recuerdo que invertimos hasta el último peso que teníamos en ese pequeño salón. Tan así fue, que el primer día de trabajo le dejo a Amalia y los chicos el dinero suficiente solo para el almuerzo. Para la cena esperábamos tener un buen comienzo con el negocio.
Cuando estoy abriendo la puerta en este primer día, con tantos pensamientos en mi cabeza, siento que me tocan el hombro. Era el japonés de la tintorería de enfrente, que para mi suerte quería cortarse el cabello. Nunca me olvidé ni me olvidaré de mi primer cliente. Ese día fue un éxito para nosotros, volví a casa con cuatro cortes hechos y el dinero suficiente para comer durante 4 o 5 días más.
A partir de allí, no paré de crecer. A los ocho meses pude remodelar la peluquería, comprar un aire acondicionado y demás.
A los 2 años decido mudar el negocio a la vuelta, sobre Pavón, allí tomé mis primeros dos empleados.
En 1983 me piden que libere el local, entonces me mudé nuevamente a Flores. Teníamos siete empleados en el flamante salón de Pumacahua 39. Fue en este local donde Amalia y mis hijos se unieron a mí en esta profesión.
En el año 1991 abrimos el salón de belleza de Rivadavia 6357 de 250 metros cuadrados, con 50 empleados. Recuerdo que trabajábamos domingos y feriados.
En 1994 abrimos la primera peluquería abierta las 24 horas los 365 días del año. Y en 1996 abrimos el primer shopping de belleza sobre Rivadavia 6257. Contaba con 3 plantas y 150 empleados, ese fue el puntapié para que la marca Paulino Acosta, comience a hacer ruido. Aquel mismo año comenzó el proceso de armado de estructura de las franquicias “Paulino Acosta”, con una marca y modelo de negocio ya probado, terminó siendo un éxito.
Para el 2003 teníamos 46 franquicias y facturamos más de 15.000.000 de pesos atendiendo más de 1.500.000 de clientes.
Este sistema estaba apoyado sobre el pilar fundamental que es la formación y capacitación del personal. Contábamos con dos centros de capacitación.
En nuestra cúspide llegamos a tener 57 franquicias, 1.500 empleados. La marca cerraba acuerdos gigantes con empresas internacionales. Traíamos a los mejores profesionales del mundo para capacitar a nuestro personal.
Eramos la franquicia número uno del rubro, los número dos a nivel mercado, posicionándonos debajo de Blockbuster y por encima de Farmacity.
Hoy en día junto a mi hijo y mis nietos, estamos trabajando en el relanzamiento de la marca. Apostando por un formato más natural, ecológico y sostenible. Desde las técnicas de trabajo en el salón, hasta los productos de uso profesional y venta al público, que se apoyará en un sistema de envasado ecológico.
- Si tuviera que volver a Pergamino ¿cuáles serían los tres lugares que elegiría?
- Abrimos un salón propio y exclusivo en el 2000, ubicado en el complejo de Avenida y San Nicolás. Llegó a ser el número 1 en facturación de todo el país; todo un éxito. Vuelvo seguido a Pergamino, la realidad es que me encuentro en constante retorno. Sin embargo, si tuviese que elegir un lugar para volver y vivir allí, elegiría sin duda el barrio Villa Progreso, que es donde nací, me críe y donde se encuentran todos mis afectos.
- ¿Cómo ve el futuro de la peluquería?
- Existió siempre y así seguirá siendo. Esta profesión sigue la línea y se transforma en el fiel reflejo de su clientela. Quienes dictarán el futuro de ella serán los consumidores, quienes son los que lucen y exigen las nuevas tendencias y costumbres. Ahora está muy de moda y en boca de todos la Inteligencia Artificial, y para hacer mención al tema, aprovecho para decirles a todos los colegas que podemos quedarnos tranquilos, ya que una máquina jamás podrá imitar la creatividad y la sutil mano de un peluquero.
- ¿Su hijo será quien conformara la tercera generación de peluqueros Acosta?
- Mi hijo siempre será la segunda generación y hoy en día quienes conforman la tercera son mis nietos, que ya están desde temprana edad formando parte de esta marca, que nació como un negocio familiar y hasta hoy día lo sigue siendo.
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