• algo de nubes
    18 de Mayo de 2024
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Meticulosa, ordenada y compañera, la maestra que todos sueñan tener

“Siempre traté de hacer lo mejor posible para que todo salga bien tanto en el trabajo como con la familia”, dijo Ana María Llorén

Desde su niñez, Ana María Llorén jugaba a la maestra y si bien sólo era un juego, sabía que iba a ser la profesión de su vida.
Desde niña tanto sentía su vocación por la enseñanza que, con sólo 10 años, ayudaba a su vecina a leer y a escribir.

Actualmente, está jubilada y su tiempo lo dedica a tomar talleres de historia argentina, literatura y coro. Como también a sus dos hijos, como a sus 4 nietos y a su bisnieto.

En diálogo con SEMANARIO EL TIEMPO repasó su gran trayectoria que forjó como docente y vicedirectora, como también de su infancia y de su querida familia, deleitándonos con un sinfín de anécdotas.

- ¿Qué destaca de su infancia y adolescencia en Pergamino?
- Tuve una tierna y muy linda infancia con mi papá, mi mamá y mis 5 hermanos. Nunca en la vida nos peleamos, siempre priorizamos el vínculo entre nosotros, si pasaba algo sabíamos que todo lo podíamos solucionar.
Nunca dejo de acordarme de mis padres, ya que tuve la suerte de criarme en un hogar donde nos dieron una educación basada en valores éticos y morales.

- ¿Cuál fue su motivación y cómo fueron sus comienzos en la docencia?
- Creo que la vocación la tuve desde siempre, desde que jugábamos de niñas a la maestra con mi amigas.
Luego de la primaria, hice el secundario en la Escuela Normal, tomaban un examen de ingreso para el cual nos preparábamos todo el año. Lo aprobé e hice el magisterio allí, de 5 años de duración. En 4° año ya empezaban las materias pedagógicas y las observaciones, y en 5°, además de todas las materias que cursábamos para recibirnos, teníamos que realizar las prácticas docentes en distintos grados de primaria. En ese entonces, a los 18 años, nos recibíamos con el título de Maestra Normal Nacional.
Además, siempre quise estudiar psicología, pero no me fui porque me enamoré y a los 20 años me casé, así que me quedé y con amor le dediqué mi vida a la docencia.

- ¿Cómo fue su evolución profesional?

- En 1966, comencé a trabajar en el centro Mi Casa, un centro educativo complementario ubicado en calle Florida, donde fui una de las maestras fundadoras y trabajé durante 20 años. Dentro de ese tiempo, también estuve en la Escuela Normal luego de que me salió una suplencia; como mis hijos iban ahí, íbamos juntos y luego nos íbamos al CEC, donde también trabajaba y ellos hacían sus actividades.
Después trabajé por 7 años en la recién fundada Escuela N°5, que se encontraba en el Barrio las 512 viviendas. La directora me puso en el cargo de secretaria y se trabajaba mucho, en ocasiones me quedaba fuera de hora para acomodar todos los legajos.
En ese entonces, cuando comencé a trabajar en esa escuela, recuerdo que hacía un tiempito había salido la historia de un personaje que le decían el hombre gato y el barrio estaba todo revolucionado, de día y de noche patrullaban los policías y los vecinos, resulta ser que era un hombre que tenía un affaire amoroso y lo vieron por los techos.
Luego estuve en la escuela N°4 como secretaria, también fue una hermosa experiencia donde trabajábamos todos en equipo.

-¿Cómo ve la docencia hoy en día?
- Te diría que he sido testigo de la decadencia de la educación que observamos ahora y hubo un montón de factores que hicieron que esto suceda.
La educación se degradó de a poco al permitir que los alumnos pasen de año con facilidad, como también al perder la confianza y el respeto en los maestros. En muchos casos, se cortó el vínculo familia - docente. Siempre recalcaba que se trabajaba en conjunto familia y escuela para un mismo ser.
Luego, si el chico no está maduro para pasar de año, no puede pasar, porque después lo sufre en el futuro y repetir no es nada grave.
Mientras que, también está la parte de que el docente se convirtió en un trabajador de la educación y ahí siento que se perdió un poco la vocación.

-¿Considera que cumplió todas su metas o le quedan -cosas por cumplir?

-Mi vida ya está, siempre estuve dedicada a la familia y a ayudar. Con mi esposo tratamos de darle a mis hijos todas las herramientas para que salgan adelante.
Por otra parte, tuve la suerte de trabajar con gente que me enseñó y aprendí mucho.
Una, con la edad que tiene, como que se hace una autoevaluación y considero que siempre traté de hacer lo mejor posible para que todo salga bien tanto en el trabajo como con la familia.

Luego de un extenso recorrido de su vida en esta entrevista, lo único que nos queda por recalcar de Ana María Llorén es sobre una de sus últimas distinciones, cuando cumplió 50 años de labor en la Escuela Normal y le realizaron un agasajo entre todos los que asistieron en la jornada, en marzo de 2023. Una gran trayectoria en el mundo de la enseñanza. 

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