Hace varios días que los vecinos y vecinas del Barrio José Hernández notaron cambios en el agua potable. Si bien el color no se modificó y la utilizan para algunos usos cotidianos, ya no es posible beberla por el mal sabor que tiene, según denunciaron.
Una habitante de ese barrio, Verónica Martín, reclamó a través de PRIMERA PLANA, que “hace más de una semana que no se puede tomar agua porque tiene un fuerte gusto a cloro, al punto que te queda sensación de quemada la boca”.
Lo más grave del caso es que al dejar agua en algún envase por un período corto de tiempo, en el fondo se empiezan a vislumbrar pequeñas partículas blancas, que se van asentando en el recipiente.
“Se ven los pedacitos de cloro, como si fueran de las pastillas para la pileta”, denunció la mujer, quien explicó que “yo me llevo de noche a la cama un vaso con agua y al otro día, el fondo está como cuando le pones una Bayaspirina”.
El líquido elemento que habitualmente proviene de las canillas suele tener un mal sabor, levemente similar al del cloro, pero los vecinos aseguran que en este último tiempo es mucho más fuerte, al punto tal de que no es posible tomarla ni hirviéndola.
“Hasta en el té, en el mate y en las comidas se siente. Espero que revisen bien el barrio para ver qué es lo que pasa con el agua acá”, pidió la vecina Verónica Martín.
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