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    5 de Julio de 2025
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Por qué nos sentimos más tristes los domingos, según la Psicología

Esa mezcla de nostalgia, ansiedad y desgano que aparece cuando el fin de semana se termina tiene un nombre y una explicación más común de lo que parece.

Hay días en los que nuestro estado de ánimo cae sin una razón concreta. Es domingo y, aunque no haya pasado nada en particular, una sensación de tristeza se instala. Puede ser justo después del almuerzo familiar, cuando el silencio reemplaza las risas, o mientras uno se anticipa a la rutina del lunes. Esa incomodidad emocional, que no responde a un hecho puntual, genera desconcierto y es por eso que la psicología decidió buscarle una respuesta a este enigmático sentir.

La necesidad de encontrarle sentido a esa tristeza llevó a muchos psicólogos a estudiar el fenómeno. Y lo cierto es que no se trata solo de una percepción personal sino que sentirse más bajo de ánimo los domingos es algo que compartimos más personas de las que creemos.

Psicología: ¿por qué nos deprimen los domingos?

La tristeza dominical es una respuesta emocional frecuente que tiene múltiples causas, tanto psicológicas como biológicas. Para la psicología, este fenómeno está vinculado con el llamado “síndrome del domingo”, una reacción anticipatoria al comienzo de la semana laboral o escolar. Es decir, el cerebro comienza a activarse frente a las obligaciones del lunes, generando ansiedad y una sensación de pérdida del tiempo libre que aún no terminó.

Además, los domingos suelen ser días con menos estructura. Pasado el vértigo del sábado, muchas personas se enfrentan al silencio, la inactividad o el aburrimiento. Esa falta de estímulos puede hacer que la mente se conecte con pensamientos más introspectivos o preocupaciones postergadas durante la semana. Es en ese espacio donde el ánimo puede caer con más facilidad.

Otro factor clave es el contraste emocional donde el fin de semana suele estar asociado a momentos de disfrute y descanso. Al llegar el domingo por la tarde, ese"pico" emocional comienza a bajar, generando una especie de resaca afectiva. Lo mismo sucede con el uso de las redes sociales, que muchas veces intensifican esta sensación al mostrar a otros aprovechando su tiempo más que uno mismo, generando comparaciones nocivas.

Por último, hay una cuestión hormonal que también influye. La variación en los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y melatonina (la que regula el sueño) durante el fin de semana, especialmente si hay cambios bruscos de hábitos, puede impactar en el estado de ánimo. Volver a pensar en despertarse temprano, rendir, producir o cumplir metas actúa como un disparador emocional para muchas personas, incluso de forma inconsciente.

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