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Prometió oxígeno, pero cerró las ventanas

Guillermo "Memo" García Por Guillermo "Memo" García | 15 de Octubre de 2025

El intendente municipal prometió “oxigenar” el Gobierno Municipal. Pero lo que presentó como una bocanada de aire fresco terminó siendo, en los hechos, una nueva reducción de áreas y una confirmación de que nada cambia en lo esencial.

Dos secretarías menos, los mismos nombres de siempre orbitando el poder y una estructura que, lejos de renovarse, parece cerrarse aún más sobre sí misma.

La Secretaría de Producción llevaba meses sin titular. La de Desarrollo Social, además de estar acéfala, tampoco cuenta con responsable en Educación, en un momento en que los centros de Desarrollo Comunitario acumulan reclamos por su deficiente funcionamiento.

Frente a ese panorama, el intendente municipal decidió no revitalizar los equipos, sino fusionar dependencias, unificar responsabilidades y achicar el gabinete. Una determinación que podrá tener lógica contable, pero está lejos de significar un impulso político o una renovación de ideas.

El intendente habló repetidas veces de “oxigenar”, pero el verbo elegido le juega en contra. La Real Academia Española define “oxigenar” como “vigorizar una situación deteriorada mediante la introducción de algún aporte innovador”. ¿Cuál fue, entonces, el aporte innovador? ¿Dónde está la energía que renueve el aire viciado del Municipio? Nada de eso.

Cambió algunos funcionarios hace unos días, pero sin cortar definitivamente con los viejos vínculos de poder. Ahora reduce secretarías, pero mantiene los mismos actores políticos. No hay nuevos cuadros, ni señales de apertura hacia otros sectores, ni indicios de autocrítica. Y eso no es oxigenar: es administrar la escasez con la misma lógica de siempre.

El problema no parece técnico, sino político. Tras una derrota electoral que dejó al oficialismo con apenas un 28 por ciento de respaldo, el intendente parece no encontrar cuadros a los cuales recurrir. Su mesa chica se redujo más de lo previsto y la decisión de recortar estructuras puede leerse también como el síntoma de un liderazgo debilitado.

La gestión necesita aire. No aire contable ni ajustes internos disfrazados de renovación. Aire político. Gente nueva, ideas frescas, una mirada más amplia y menos encerrada en la lógica del control y la permanencia. Porque cuando la gestión se vuelve endogámica, se asfixia a sí misma.

Pergamino necesita un Gobierno que llegué al 2027 respirando, escuchando y con apertura. El intendente anunció oxígeno, pero lo que llegó fue más de lo mismo. El aire sigue siendo cada vez más espeso.

 

*El autor es periodista

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