• cielo claro
    23 de Agosto de 2025
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¿Qué es de la vida de Julio Apud?

Desde su emblemática tienda de insumos electrónicos, audio y tecnología en Italia 351, Julio Apud se ha convertido en una figura querida y reconocida en Pergamino. Con una vocación comercial que supo descubrir con esfuerzo y convicción, y una vida marcada por momentos felices y otros profundamente difíciles, Julio representa el espíritu emprendedor de quienes construyen desde abajo, con dedicación y afecto por su comunidad. En diálogo con EL TIEMPO recorre su historia, desde los juegos en Villa Progreso hasta el presente que lo encuentra pleno, rodeado de familia, trabajo y sueños cumplidos.
¿Cómo fue su infancia/adolescencia y qué anécdota destaca de ese momento?
Mi infancia y adolescencia transcurrió en el barrio Villa Progreso que es donde nací. Mi madre era de ese barrio y mi padre del pueblo de Acevedo así que parte de mi infancia fue en Acevedo cuando íbamos a visitar parientes.
Nací en el año 1977 y como todo en esa época fue una infancia muy linda, con la barra de amigos, jugando a todo tipo de juegos, ir al ferrocarril Belgrano que había trenes, a perder el tiempo. Andábamos con las gomeras, jugando partidos de futbol, ir a los campos. La escuela primaria la hice en la Escuela N°62 del barrio Villa Progreso y en la adolescencia hice la secundaria en el Colegio Industrial, hermosa adolescencia con toda la barra de amigos del barrio y de otros barrios, se daba mucho de ir a los boliches como Specktra, muchas salidas de Viernes, Sábado y Domingo. Estudio y un poco de ayuda en el trabajo de los padres.
Como anécdota de la infancia recuerdo que era jugar al “ring-raje”, las cosas que pasaban que algún vecino se enojaba. En la adolescencia ya eran las anécdotas alrededor de lo que pasaba en las noches cuando íbamos a bailar.
Un momento trascendental fue a los 19 años, ir a estudiar a Rosario Ingeniería Química, en ese momento estaba ya de novio con mi actual esposa y fue un momento de quiebre en la vida porque ya se pasa a otra instancia.
¿Cómo vive su presente y que rescata de él?
Del presente más no puedo pedir. Tengo todo lo que de joven quería tener. El trabajo que me gusta, hago lo que me gusta: pescar, viajar. Estoy casado con Diana Angileri, psicóloga con quien tengo dos hijos. Joaquin de 21 años y Sofía de 19. Ambos estudian en Rosario.
Lo que rescato del presente es poder seguir viviendo del trabajo que es lo que me apasiona, hacer las cosas que me gustan y tener una familia unida. Uno de los mejores momentos de mi vida fue cuando descifré a qué me quería dedicar. No fue fácil. Eso fue lo comercial que es a lo que me dedico actualmente, el momento en que me compré mi casa y me casé y cuando tuve los dos hijos costaron un tiempo, fue lo que siempre soñé, pero finalmente pudimos.
¿Cuál fue el mejor y peor momento de su vida?
Uno de los peores momentos fue cuando murió mi padre en el año 1999. Una pérdida de embarazo de mi esposa Diana y un accidente grave que tuvo mi hijo en la mano que se cortó toda la mano con el vidrio de una puerta y se cortó dos tendones, una arteria que ya no la tiene. Tuvo pérdida de sangre abundante con una operación de cuatro horas ya que tuvieron que llamar un médico especialista. Las primeras 24 horas fueron cruciales porque corría riesgo de perder la mano. Al final, salió todo bien y recuperó el noventa y cinco por ciento de la movilidad y quedó todo bien. Eso fue hace tres años y medio o cuatro y fue un momento muy muy duro.
¿Cree que cumplió todas sus metas o le faltó concretar algo?
Las metas las cumplí a todas y cumplí más de las que pensé que iba a cumplir. No me puedo quejar. Pergamino me dio todo, un trabajo del cual proyectarme a todo el país y amistades.

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