La denominada “Masacre de Pergamino”, ocurrida el 2 de marzo de 2017, fue una de las violaciones a los derechos humanos más graves sucedidas durante la democracia en una dependencia policial.
Sergio Filiberto, Federico Perrotta, Alan Córdoba, Franco Pizarro, John Mario Carlos, Juan Carlos Cabrera y Fernando Emanuel Latorre, eran los 7 jóvenes detenidos en prisión preventiva por delitos menores que murieron de manera atroz en un incendio producido en los calabozos de la Comisaría Primera, una dependencia que fue centro clandestino de detención durante la última dictadura militar.
Por estos crímenes condenaron a 6 policías por “Abandono de persona” de los cuales solo 2 quedaron detenidos. Lo sucedido se reconstruyó a través de las pericias y los testimonios de los 12 detenidos que sobrevivieron al calor y al humo.
Los agentes policiales no intervinieron para prevenir el siniestro ni para auxiliar a los detenidos una vez que el incendio se desató, demoraron la llamada a los bomberos y obstruyeron su trabajo.
A su vez, cuando sacaron de la celda a los sobrevivientes los golpearon, maltrataron y torturaron en el patio de la comisaría y durante el traslado hacia la asistencia médica. Así lo expresó uno de los sobrevivientes: “nos sacaron a palazos y yo a uno le dije que parara porque no podía caminar ya que cuando estaba agachado debajo de la cama se me cayó encima de la pierna el cable de la luz y el tubo reventó al lado. Ahí el policía me contestó ‘dale, que no vas a poder caminar’ y ahí me empuja para el pasillo, y mientras voy avanzando para la salida me pegan varios palazos en la espalda y en la nalga de punta”.
La “Masacre de Pergamino” no puede explicarse sino como el inevitable resultado de años de desidia y deterioro generalizado del sistema de encierro bonaerense.
Previo al 2017 la Comisaría Primera ya había sido el escenario de dos incendios causados por las peligrosas condiciones de detención: hacinamiento, falta de agua, de ventilación y de colchones ignífugos. Ninguna de esas condiciones había sido corregida.
Análisis pericial del fuego
Para que se produzca una reacción de combustión se necesitan 4 componentes: el combustible, el agente oxidante, el calor y una reacción en cadena. Para poder apagarlo se necesita el control o eliminación de algunos de esos elementos. En el caso en cuestión, la reacción de combustión -el fuego- incursionó en un colchón compuesto por espuma de poliuretano, fibras textiles y también se propagó en materiales plásticos dentro de las celdas.
Según la pericia realizada en el lugar, se pudo constatar la presencia de hollín y tizne en paredes y techo. Esto se debe a dos circunstancias: escasa ventilación y por tanto, carencia de oxígeno del lugar donde se desarrolló la combustión y gran desprendimiento de humo de la sustancia que ardió (espuma de poliuretano, derivado del petróleo).
Los efectos de esa combustión ocasionaron un doble mecanismo de muerte en los sujetos vulnerados, ya que por un lado la inhalación de monóxido de carbono (CO) y Cianuro (CN) provocaron una asfixia tóxica en los detenidos y por el otro, se produjeron quemaduras de hasta el 90 por ciento en el cuerpo de 7 de los 19 detenidos.
El resto de ellos sufrieron síntomas de asfixia, pero no llegaron a ser fatales. Según las conclusiones de los médicos legales de la autopsia, en el exámen macroscópico de los órganos internos se constata intensa congestión, determinando agonía.
Ese cuadro respiratorio desencadenó insuficiencia respiratoria y ventilatoria, determinando el óbito de las personas vulneradas.
Las personas privadas de su libertad están bajo custodia del Estado. Los jóvenes murieron bajo su custodia y, por lo tanto, el Estado es el responsable de esas muertes.
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