La infidelidad fue y es un tema de discusión, controversia y dolor a lo largo de los siglos. Si bien la mayoría la identifica con actos físicos evidentes, hay una variante más sutil y que suele pasar inadvertida: la infidelidad emocional.
El engaño emocional daña la confianza, erosiona la intimidad con la pareja, indica un compromiso debilitado y puede ser una puerta de entrada al engaño físico. El impacto suele ser tan grave como la infidelidad física.
La Dra. Gayle Brewer, profesora de psicología en la Universidad de Liverpool, dice que si sentimos que nuestra pareja no nos escucha ni nos apoya, es más probable que cometamos una infidelidad emocional, afirma, aunque admite que una red de apoyo sólida fuera de la relación podría mitigar esto.
Un estudio que evaluó las percepciones del engaño emocional descubrió que la infidelidad emocional es estar ‘enamorado’ o dedicado emocionalmente a alguien que no es la pareja, la familia o alguien con potencial romántico.
Hay parejas que creen que si no hay sexo de por medio, no hay infidelidad y la pareja puede seguir funcionando bien. Sin embargo, existen diferentes formas de engañar en una relación y algunas son tan sutiles que hay que estar alerta para percatarse. Algunas características y señales incluyen:
Evitar que este tipo de infidelidad atente contra la pareja es posible si se desarrolla una adecuada comunicación trabajando a diario la amistad, el entendimiento y la confianza. Por otro lado, dado que la rutina hace que la relación se atasque, hay que fomentar el dinamismo y la búsqueda constante de nuevas experiencias.
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