La Generación Z creció viendo comedias románticas, príncipes Disney y parejas destinadas a encontrarse. Paradójicamente, hoy buena parte de sus vínculos comienzan con un “pasá que estoy solo” o “caéte si querés” a las 23. La cultura del hookup —encuentros sexuales sin compromiso ni etiquetas— se volvió moneda corriente en adolescentes y jóvenes adultos.
Esto no significa que sea algo “malo”, pero sí plantea interrogantes: ¿Qué pasa emocionalmente cuando una generación criada con ideales románticos abraza vínculos efímeros? ¿Por qué para algunos funciona y para otros resulta devastador?
La periodista Josie Kuffner lo resume así:“Un encuentro casual puede parecer liberador al principio, pero se vuelve complicado cuando una de las personas espera algo más”.
Para una parte de la Generación Z, los encuentros casuales tienen un atractivo inmediato: adrenalina, deseo sin papeles, y sensación de libertad. Pero también traen riesgos afectivos.
Muchas experiencias coinciden:
Kuffner lo grafica como “caminar por la cuerda floja”:“Nunca sabés cuándo la otra persona va a retroceder o decir que no siente lo mismo”.
Ese desequilibrio, en repetición, erosiona la autoestima.
Existe un mito muy instalado:“Si te gusta el sexo casual, no querés una relación”. Pero la evidencia contradice esa idea.

Investigaciones publicadas en Evolution and Human Behavior (2007) y Evolutionary Psychology (2013) muestran que:
Es decir, no hay “dos bandos”. Hay matices.
El investigador lo explica con un ejemplo: Sam, que tuvo más de 800 parejas, está profundamente enamorado y comprometido con su actual pareja. David, con apenas cuatro experiencias sexuales en toda su vida, también.
El deseo sexual y el deseo de relación son dimensiones distintas.
Un punto clave lo aporta la profesora Tara Suwinyattichaiporn, experta en comunicación sexual:
“Las mujeres son socializadas desde chicas para ser afectuosas, cuidadoras y emocionales. Eso las hace más vulnerables a confundirse en relaciones sin compromiso.”
Esto impacta en:
A esto se suman siglos de estigma sexual hacia las mujeres, aún hoy persistente: frases como “si das la leche no te compran la vaca”, o las etiquetas de “fácil”, “promiscua” o “poco seria”.
Ese doble estándar hace que muchas carguen culpa donde los hombres no lo hacen.
Para que el análisis sea equilibrado:el sexo casual puede ser positivo si ambas partes están alineadas emocionalmente.
Los estudios muestran beneficios como:
Pero —clave— siempre que haya claridad emocional y reglas explícitas.
Las investigaciones sobre salud mental y sexualidad señalan los principales riesgos:
La psicoterapeuta Priyanka Kapoor recomienda conversar antes de involucrarse:
Qué significa “casual” para cada uno:– ¿Habrá comunicación diaria?– ¿Solo encuentros físicos?– ¿Se hablará de emociones?
Evita sorpresas.“Aclaren esto desde el principio”, dice Kapoor.
Prácticas seguras, ITS, anticoncepción. Hablarlo genera confianza.
¿Cuánta conexión quiere cada uno?¿Qué pasa si alguien empieza a sentir algo?
Frecuencia, tiempos disponibles, gastos, duración del acuerdo.
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