Durante la última sesión ordinaria del Honorable Concejo Deliberante, llevada a cabo el jueves 8 de mayo, se aprobó por mayoría la Rendición de Cuentas del ejercicio 2024 correspondiente a la Municipalidad de San Nicolás de los Arroyos y al Ente Aguas San Nicolás. En otras palabras, “los números” que dejó el balance del Poder Ejecutivo durante el año pasado en diferentes partidas presupuestarias, una temática que siempre trae arduos debates en las comisiones y en el despacho deliberativo.
Precisamente, las reuniones en torno a esta presentación comenzaron a darse durante las últimas semanas de marzo, cuando el Municipio hizo entrega de los informes al cuerpo legislativo, el cual le dio ingreso e inmediatamente lo derivó a la Comisión de Presupuesto y Hacienda, que tiene como presidenta a la concejala oficialista Silvia Maldonado.
A partir de ese momento, comenzaron los tratamientos en cada uno de los bloques hasta llegar a dos despachos: uno por mayoría, avalando los números del presupuesto que estimaba partidas cercanas a los $54.000 millones —aunque posteriormente se le adjudicó más—, y otro por la minoría, realizado por la oposición en clara disidencia con lo percibido. Finalmente, tal como dispone la Ley bonaerense de Contabilidad 10.869 y las disposiciones administrativas del Honorable Tribunal de Cuentas de la provincia de Buenos Aires, los ediles votaron sobre lo presentado antes de que transcurran 60 días hábiles del cierre de marzo.
En el mencionado debate, tal como se esperaba, la mayoría que responde al oficialismo —Juntos por el Cambio— y La Libertad Avanza reunieron los trece votos positivos necesarios para lograr el visto bueno, a pesar de los votos negativos de Unión por la Patria, Frente de Todos y Democracia para Siempre.
Ahora la Rendición será redirigida hacia el Honorable Tribunal de Cuentas provincial, que analiza las presentaciones de los 135 municipios y se expide respecto a la legitimidad de los gastos de cada localidad.
Por encima de la inflación
En este largo entramado de categorías, números y movimientos de dinero, uno de los puntos que más llamó la atención —principalmente de ediles opositores— fue la recaudación no tributaria de la Municipalidad, es decir, lo que ingresa a la tesorería a través de las diferentes tasas. Concretamente, dentro del abanico que deben abonar mensualmente los contribuyentes nicoleños, la que más sorprendió por su aumento fueron las de “Desarrollo Urbano” y especialmente la de “Inspección de Seguridad e Higiene”, ambas con subas porcentuales por encima de la inflación acumulada en el mismo año calendario. Inclusive, en algunos rubros la cifra escala por encima del 200 %, un número muy alejado del 118 % que acumuló el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Vale destacar que la aplicación de la tasa no es igual en todos los rubros, por lo cual hubo sectores que lo sufrieron más que otros, como es el caso de los supermercadistas o comercios vinculados a la manipulación de alimentos, quienes tienen la alícuota más elevada dentro del esquema. Asimismo, esto repercute en las PyMEs en pleno crecimiento y monotributistas, dado que la facturación bruta es el denominador que marca el monto a pagar mes a mes, una cifra que, con una inflación elevada en el primer trimestre de 2024, llevó los resultados nominales a una recaudación municipal altísima. Inclusive, en muchos casos, incurriendo en morosidad, lo que a la larga termina perjudicando tanto al contribuyente por la acumulación de gastos como al Poder Ejecutivo, dado que se reduce la recaudación.
No obstante, el último factor mencionado no habría generado grandes preocupaciones en las oficinas municipales, dado que finalmente lo recaudado por esta tasa habría escalado hasta los $18.564.439.377,41. A partir de esa cifra surgieron las principales inquietudes de la bancada opositora, principalmente de Unión por la Patria, dado que, según los balances, la Dirección de Contralor e Inspección Ciudadana —uno de los organismos que debería estar abocado a la tarea de controlar los comercios— no ejecutó su presupuesto. Una situación similar ocurrió en la Dirección de Bromatología, una de las tantas áreas que presenta subejecución en su partida; por ende, se gastó menos de lo que se estimaba presupuestado.
Con este panorama, las incógnitas que se mantienen en torno a la tasa más fructífera para el Municipio son: hacia dónde se dirige lo obtenido, si realmente se utiliza en el bienestar de los nicoleños —principalmente quienes llevan adelante sus emprendimientos— o si es argumento para solventar otras esferas del entramado político local, de las cuales se desconocen sus sustentos.
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