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“Voy a asesinar a la mayor cantidad de gente posible”: el detrás de las amenazas a universidades

Con el nick asmodeus764, un usuario anónimo envió una amenaza a varias cuentas de la Universidad de Tres de Febrero y de la UCA. En el mensaje decía que entraría armado para generar una “masacre” y que la filmaría para compartirla por la deep web con una agrupación llamada 764. La organización es internacional, está integrada por menores y jóvenes que para pertenecer a ese grupo nazi deben pasar algunas pruebas: asesinar, lesionarse, o producir pornografía. La historia de una secta peligrosa y su influencia en Argentina.

Anders Behring Breivik había cumplido los treinta cuando decidió ir a una armería de su país natal, Noruega, para comprar una Glock 34 y un fusil semiautomático Ruger Mini 14. Tenía licencia de caza y licencia para uso de armas, pues pertenecía a un club de tiro y nadie le preguntó nada. A pesar de que aún vivía con su madre era un próspero comerciante y pasaba sus horas libres jugando al Call of Duty en su cuarto.

Fue en la penumbra de su habitación en donde empezó a pergeñar lo que él llamó un manifiesto: 2083: Una Declaración Europea de Independencia”, que demoró casi ocho años en escribir. En las sucesivas páginas, que luego de la masacre distribuyó por internet, abogaba por la aniquilación del Islam, el marxismo y del feminismo, dos fundamentos de la destrucción europea, según su criterio, mientras se definía a si mismo como cristiano y conservador y como tal militaba en el “Partido del Progreso” noruego, de extrema derecha. Era, también, proisraelí y admiraba a Corea del Sur. Cuando lo terminó, firmó el documento con el seudónimo de Andrew Berwick.

El 22 de julio de 2011 y luego de hacer estallar una bomba en un edificio de viviendas de Oslo, con la que mató a ocho personas, tomó una lancha colectiva vestido de policía y fue hasta la isla de Utoya. Al desembarcar, se fue directo hasta un campamento juvenil. Llevaba en su mochila la pistola, el fusil y una escopeta. Al llegar pidió que los pibes -los más grandes tenían 14 años- lo rodearan para informarles acerca del atentado de Oslo; y cuando fueron suficientes, abrió fuego. Sesenta y nueve niños fue el tendal. Pocas horas después fue apresado. Nunca mostró arrepentimiento.

La madrugada del 13 de noviembre de este año un mensaje enviado por correo electrónico llegó a varios responsables académicos de la Universidad de Tres de Febrero. En uno de sus párrafos decía: “Me convertiré en el Anders Breivik Argentino, sin importar que haya niños arrasaré con todo a mi paso”.

El mensaje comenzaba“En este correo les aviso que hoy a cualquier hora iré a una de las sedes de la Universidad para cometer una masacre. Iré con mi escopeta en mano y en mi mochila. Iré con explosivos y armas blancas para asesinar la mayor cantidad de gente posible. Era un estudiante de esta universidad que fue acosado y humillado desde el inicio, ustedes pagarán con sangre lo que me hicieron y cuando termine iré a los baños para suicidarme. Transmitiré en Discord la masacre a la organización 764 que me regaló sus armas, mi manifiesto lo encuentran en SkibidiFarms que es un foro de la Deep web que me motivó para vengarme de los que me hicieron daño”

La Universidad dejó de dar clases y llamó a la policía, que aún no dio con el autor de la amenaza.

Como el criminal noruego, el usuario que envió el mensaje escondido en el nick “Asmodeus764” también escribió un “manifiesto” y lo subió a un foro de la web oscura: el contenido del libelo se ignora, como todo de la vida de este roto que pretende matar a otros al azar. Discord, por donde pretendía transmitir la matanza, es una aplicación de comunicación gratuita que permite a los usuarios enviar mensajes de texto, voz y video en comunidades organizadas en servidores. Aunque nació para los jugadores de videojuegos y todos los pibes interactúan por esa app mientras juegan, se ha expandido a todo tipo de grupos e intereses y funciona como una plataforma todo en uno para socializar o trabajar. 

 

¿Qué es la organización 764?

Bradley Chance Cadenhead tenía cinco años cuando el noruego asesinó a 69 niños como él. Bradley, de Texas, jura recordar el impacto que le generó la noticia en su primera infancia y nunca se sabrá si esa u otras miserias personales hicieron que a los quince dejara la escuela y se dedique a la sextorsión y la explotación de menores. Al material lo subía al servidor de Discord CVLT, un foro creado por un indio residente en Francia, en donde se intercambiaban debates y material acerca del nazismo y antiislamismo. Cada día unos 150 jóvenes de todo el mundo se reunían bajo esas consignas, a las que luego incorporaron pedofilia.

Roan Rane, el creador de CVLT que ordenaba que para pertenecer al grupo los aspirantes debían beber su propia orina en cámara o autolesionarse, cayó preso pero para entonces la red se había ampliado de manera incontrolable, con otros nombres y con diferentes servidores. Uno de ellos fue 764, creada por Cadenhead una vez que se disolvió CVLT.

764 empezó también en Discord, luego sumó Telegram y hasta en los chats de los juegos Minecraft y Roblox. Allí siguen con las mismas prácticas: para pertenecer hay que “hacer”. Y esas acciones siempre son violentas contra sí mismos o contra otros. Abusos, pedofilia, maltrato animal, sextorsión entre un público que nunca supera los 17 años, y que incluye a niños de ocho y nueve.

El número de identificación, 764, lejos está de cualquier cuestión mística o esotérica: es el código postal de la ciudad natal de Cadenhead, Stephenville, en Texas. Antes de dejar la escuela, los directivos llamaron varias veces a los padres -que nunca concurrieron- para alertarlos por los dibujos de masacres, los videos online acerca de todo tipo de crímenes, y las amenazas de muerte a otros compañeros. Finalmente, dejó las clases y nadie más se preocupó.

Cuando el escándalo de 764 estalló, los responsables de Discord dijeron a The Washington Post que ellos solo intervienen ante los reportes de los usuarios, y nadie había reportado a 764, obviamente. En mayo de 2023 Cadenhead, de 17 años, fue sentenciado a ochenta años de prisión por los delitos antes mencionados. Pero 764 ya estaba en todo el mundo.

En abril de 2025 los nuevos líderes fueron arrestados, uno en Grecia, otro en USA, por los mismos delitos: pedofilia, abusos, lesiones graves, incitación a la violencia. Hace solo seis meses 764 ya tenía ramificaciones con otros nombres, aunque con los mismos fines: 676, CVLT, Court, Kaskar, Harm Nation, Leak Society. H3ll y No lives matter (Ninguna vida importa, en español).

No lives matter tiene seguidores en Argentina. Es básicamente una ideología nihilista que promueve el asesinato y el crimen masivo y que además es parte de la red 764, con la que comparte además la pedofilia.

Los miembros se hacen llamar “comunidad” y en el mejor de los casos se inician con doxxing o swatting (el doxxeo es la publicación de datos personales de un objetivo en las redes sociales. Swatting es el envío de la policía o fuerzas de seguridad a un domicilio de un blanco, para amedrentar).

En 2021 uno de sus miembros, Kaleb Merrit, de Texas, fue sentenciado a 350 años por secuestrar y violar a una niña de 12. El mismo año Ángel Almeida, en Queens, era detenido por intento de asesinato de dos niños: en su casa tenía material de 764. En noviembre de ese año y del otro lado del mundo, en Kirgistán, un pibe de 15 años se prendió fuego luego de que se lo pidieran en uno de los grupos de Discord de la red, instigado por otra chica de 15 que le pidió que se filme para subirlo a la red.

En 2022 Nino Luciano, de 17 años, apuñaló a un anciano de 82 y dos semanas después se filmó asesinando a una mujer de 74, video que subió a Discord, para demostrar su valía ante los miembros de 764. Y así, innumerables, en Canadá, Brasil, USA, Puerto Rico, Suecia, Reino Unido, Mexico, Gales, Italia, España, Alemania, Finlandia. 

Durante el concierto de Lady Gaga en Río de Janeiro, en mayo de 2025, uno de los integrantes de esa secta se filmó prendiendo fuego a un indigente en las inmediaciones del estadio, y otro fue arrestado al intentar secuestrar a un bebé que, declaró ante la policía, pretendía asesinar en medio de la multitud que veía el concierto.

La lista sigue, y ahora se suma un argentino.

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