Hace más de un mes y medio que el Ministerio de Salud Pública de Uruguay recomienda no tomar el agua de la canilla a los lactantes, embarazadas, hipertensos o población con enfermedades renales o insuficiencia cardíaca, en especial de Montevideo y de la zona metropolitana en la que vive el 60 por ciento de la población uruguaya.
Del otro lado del río más ancho del mundo, Uruguay sufre una crisis hídrica sin precedentes que impide el acceso al agua potable en la capital y alrededores; al mismo tiempo que alertan de la posibilidad de que el país se queda sin agua potable en los próximos días.
La advertencia de las autoridades sanitarias se produce debido a la alta salinidad y cantidad de cloro del agua que provee el sistema de abastecimiento de agua potable de la Región Metropolitana, que realiza la empresa Obras Sanitarias del Estado (OSE) de Uruguay.
La organización ambientalista MOVUS denunció ya en mayo pasado que los valores de cloruros y sodio en el agua de OSE superaban ampliamente los valores máximos permitidos, incumpliendo con la Norma UNIT 833/2008 y el Decreto 375/2011 para la definición del agua como potable.
En esta oportunidad, detectaron un valor de 700mg/L de cloruros cuando el permitido es 250mg/L, y un valor de 440mg/L de sodio cuando el permitido es 200mg/L. Y desde entonces, el gobierno emite un reporte diario con los niveles de cloruro y de sodio del agua que en el día de ayer marcó 682 mg/L de cloruros y 411mg/L de sodio.
Ello se produce por la utilización de aguas salinas para el suministro de la red de abastecimiento del OSE que habilitó el gobierno de Luis Lacalle Pou, luego de la histórica sequía que afectó a las dos fuentes de agua potable de Montevideo y la zona metropolitana: el embalse de Canelón Grande y Paso Severino.
En relación al embalse de Canelón Grande, el mismo se encuentra seco, a la vez que Paso Severino estaba pronto a quedarse sin agua aunque las recientes lluvias mejoraron por octavo día consecutivo sus reservas.
Al día de hoy, Paso Severino tiene 2.5 millones de metros cúbicos de agua cuando antes de la sequía albergaba unos 70 millones; los vecinos de Montevideo y alrededores usaron solo ayer 492.370 metros cúbicos de agua.
En el gobierno de Lacalle Pou, apuntaron a las consecuencias del cambio climático y la gravosa sequía, aunque el viceministro de Ambiente nacional, Gerardo Amarilla, confesó en una entrevista con la televisión local que actuaron "pensando en que era una cuestión temporal y que las lluvias iban a llegar”.
Fue recién el 19 de junio que el presidente Lacalle Pou anunció en conferencia de presa la declaración de emergencia hídrica para la zona metropolitana, y aseguró que “el suministro del agua está garantizado” pero advirtió que “seguramente se eleven las cifras” del cloruro y el sodio.
Por su parte, desde el MOVUS criticaron la red de abastecimiento de agua potable de la capital y reclamaron la realización de obras de infraestructura.
"La red de agua potable del área metropolitana pierde la mitad del agua que saca del río y que se potabiliza, en primer lugar generando una necesidad de agua mucho mayor que la que consume la población; en segundo lugar, encareciendo el servicio porque hay que generar 2 litros para litro que llega a la gente; y, en tercer lugar, aumentando la necesidad de productos químicos para esa potabilización. Si no arreglamos eso, cualquier otra cosa no va a servir", explicó Raúl Viñas profesor de agroclimatología en la facultad de Ciencias Agrarias e integrante del MOVUS a France 24.
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